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Domingo 06 de abril de 2014
Francisco de la Maza: "Hay dogmáticos de derecha que creen que con las recetas con las que llegamos hasta aquí es suficiente"
En la antesala del consejo programático de la UDI, que se realizará este viernes 11 y sábado 12 en Punta de Tralca, el edil afirma que la marca del partido está deteriorada y que es necesario actualizar el proyecto político de la colectividad.
Gabriel Pardo
Su padre le enseñó que siempre tenía que "dar la cara". Tal vez por eso Francisco de la Maza, alcalde de Las Condes y vicepresidente de la UDI, es considerado deslenguado. Unos lo creen rebelde, pero él prefiere decir que se siente "libre".
De la Maza fue jefe de campaña de Joaquín Lavín el 99 y dice que en ese momento el candidato hizo crecer al partido haciéndole una propuesta nueva a la gente. Hoy, afirma, la marca UDI está deteriorada y advierte sobre el riesgo de los dogmatismos de derecha, que podrían amenazar con convertir a la colectividad en un "partido de trinchera".
Dice que no hay que temerles a los cambios cuando se habla de reformas como la tributaria o la educacional. Claro que, en su opinión, esos cambios deben propender a que el Estado entregue mejores servicios, y no al revés.
-¿Cómo analiza las diferencias ideológicas que se advierten hoy en el país?
-Creo que hoy día las grandes divisiones ideológicas que hay son, por un lado, los que están mirando a la década de los 60 con políticas públicas muy estatistas y controladoras, que son un fracaso; y, por otro lado, hay dogmáticos de derecha que creen que con las recetas con las que llegamos hasta aquí es suficiente. Esas son buenas recetas para una cierta etapa, especialmente cuando había que salir de la extrema pobreza, pero hoy estamos en un país que requiere una sintonía fina. A mi juicio, hay que perderle temor a un Estado que tenga una potencia importante para poder entregar ciertos servicios de calidad básica a quienes por alguna razón no pueden acceder al sistema.
-¿Dónde están los dogmáticos de derecha de los que habla?
-Pueden estar en todas partes. Así como en la izquierda está Camilo Escalona, que ha tenido la capacidad de entender el cambio que ha tenido el mundo en los últimos años, hay otros que no. En la centroderecha también. El país ha progresado en los últimos años; pero si uno recorre Chile, se da cuenta de que el cambio en algunas partes ha sido igual a cero. A mí me lleva a pensar que lo podríamos hacer mejor. Creo que es posible hacer reformas y enfrentarlas. Para eso se requieren más recursos. En ese sentido, la reforma tributaria no es un dogma de fe, pero creo que tenemos que analizarla en profundidad, porque lo que no podemos afectar es el aparato productivo, que es el que finalmente nos llevará al desarrollo. Claro que el Estado sí puede fortalecerse en calidad, en capacidad de gestión y en solidaridad. Conceptos que probablemente como sector no hemos usado y es necesario incorporar.
-¿Cuáles son los dogmatismos que predominan en la centroderecha?
-Hay distintos tipos. Algunos valóricos. Algunos son ortodoxos en lo económico. Hay gente que tiene más miedo a los cambios, y eso hay que ir superándolo, pero con ideas y propuestas concretas que nos den certeza de que esos cambios irán en beneficio del país y no en el sentido contrario.
-¿Es un error que algunas figuras de la UDI digan que van a rechazar la reforma tributaria?
-Yo tengo la impresión de que es un error. Es un error no estar abierto hoy día a una situación que puede mejorar de alguna manera la realidad de Chile. Y la realidad es que tenemos dos Chile. Uno que ha podido acceder al carro del progreso por sus propios medios y otro que se ha quedado atrás.
-¿En eso la reforma educacional sería una de las claves?
-Creo que el gran problema de la educación está en el estándar de calidad de la gratuita, que es en lo que yo me enfocaría en la reforma. Si logramos mejorarla, por defecto el resto tendrá que mejorar. La gente en Chile hoy privilegia la calidad. El ejemplo más claro es que la educación gratuita mala viene decayendo, y el problema es que el financiamiento proviene de las matrículas. Y como las matrículas son menores y el gasto es fijo porque los profesores están en un estatuto docente rígido, significa que se genera un desfinanciamiento feroz. Nadie obliga a las familias a irse a colegios particulares subvencionados, lo que pasa es que tienen mejor expectativa de calidad. Se está haciendo una reforma demasiado amplia sin focalizar gradualmente dónde deben centrarse las energías y los recursos.
Consejo programático
-¿Cuáles son los ejes que debería considerar la UDI para el consejo que viene en Punta de Tralca? Algunos creen que el partido se ha alejado de la calle.
-Creo que hay una necesidad de actualizar el proyecto de la UDI. Este proyecto nace enfocado en los campamentos, donde la necesidad era sacar a la gente de la extrema pobreza. Yo lo dije en el consejo de la UDI, la pobreza de los años 80 ya no existe. Hay que construir y entender las nuevas políticas públicas. Cómo asumir el rol del Estado desde una perspectiva más compleja. La gente hoy busca que sus hijos vayan a la universidad, tener la oportunidad de llegar al desarrollo. En la pobreza son todos iguales, y las clases medias son todas distintas.
-¿A la UDI le ha costado entender a esta nueva clase media?
-La realidad del país es diferente y el discurso no está llegando a la gente. Así como tampoco creo yo que la ideología de izquierda llegue.
Por ejemplo, en el caso de la educación, lo que pasó es que el PC interpretó un sentimiento de enojo de una gran clase media en torno a una gran mochila que tenía por el tema educacional y fue canalizado por ellos, pero no desde el punto de vista ideológico. Lo que sucede es que hoy el PC lo está intentando ideologizar. Esa gran clase media, que en algún momento hizo ver su molestia, está diciendo "queremos progresar". A esas personas hay que darles una respuesta adecuada.
-Se debate sobre el tipo de oposición que debe hacer la Alianza. Andrés Allamand (RN) dice que se tiene que defender la fuerza de los argumentos porque no tienen la fuerza de los votos en el Congreso.
-Yo coincido plenamente con eso. La centroderecha no tiene los votos para oponerse a nada y lo que hay que buscar son los argumentos para hacer entender y sintonizar con la gran mayoría de los chilenos. Entendiendo que hay que darle un rol al Estado en ciertos servicios, que la reforma tributaria tiene que ir focalizada para mejorar a los sectores más postergados y que hay molestias en torno a la educación, podemos avanzar positivamente con nuestras ideas.
-¿Para volver a ser gobierno?
-No creo que esté muy difícil volver a ser gobierno. Si uno analiza la anterior elección, Bachelet -quien tenía mucha credibilidad- no ganó en primera vuelta. Si uno suma que hay un porcentaje alto de personas que no votan, siempre está todo abierto. La clave está en la racionalidad de las ideas que pongamos arriba de la mesa y que sean acorde a los tiempos de hoy.
-¿Entonces la UDI debe actualizarse?
-Obviamente que sí. Si la UDI no se actualiza, va a ir quedando como un partido de trinchera, pero bastante alejado de la realidad. Y cuando uno queda alejado de la realidad termina siendo como el pariente loco al que uno convida, pero que no escucha.
-Usted dice que el PC logró canalizar un cierto descontento. ¿Qué molestias de la gente podrían producirse en este período que la UDI podría canalizar?
-Hay molestias latentes. En educación está latente que la gente quiere mantener la libertad para elegir. Yo no veo a un país donde se le pueda decir a la gente dónde mandar a estudiar a su hijo. En eso hay que sintonizar con la gente.
-Hay quienes dicen que para que la centroderecha pueda volver a ser gobierno tiene que encarnar su ideario en algunos liderazgos. Andrés Chadwick ha dicho que hay que cuidar el de Sebastián Piñera. El senador Juan Antonio Coloma afirma que la UDI debe buscar un presidenciable.
-Con el nivel de las comunicaciones de hoy, es improbable inventar un liderazgo. Creo que lo que hay que generar en la centroderecha son espacios de participación mayor. Cambiar los sistemas de acceder a ciertos cargos de elección popular. Los méritos personales pasan hoy a ser mucho más importantes y la Ley de Primarias es un gran avance. También el voto voluntario.
Elecciones internas
-Ernesto Silva y Víctor Pérez quieren presidir la UDI. ¿Usted a quién apoya?
-Primero, yo espero que este 11 y 12 de abril ellos dos puedan entregar su visión en el consejo de la UDI. Me parecería inentendible que no pudieran tener esa opción. En mi opinión, Ernesto Silva representa y encarna más el cambio que Víctor Pérez. Y yo claramente estoy por el cambio, el que no puede ser cosmético.
-¿En qué sentido no debe ser cosmético?
-Un cambio de verdad significa al menos profundizar en comisiones algunas líneas sobre el futuro, cómo se van a generar las candidaturas y cómo nos vamos a manejar hacia delante internamente como partido. Por lo menos reafirmar, con respecto a la realidad del Chile de hoy, lo que nosotros ofrecemos al país. ¡Si va a haber espacio para que la comisión electoral termine bajando a un candidato a diputado como Cristián Letelier simplemente porque en una encuesta aparecía en una situación desmejorada, me parece indigno! Aunque el capital humano de la UDI es muy bueno, la marca UDI está deteriorada.
-¿Le parece mal que no voten todos los militantes en una elección interna del partido?
-Yo vengo diciendo hace rato que es importante tener un militante, un voto. Creo que en una institución donde participan personas debe haber algún momento en que todos seamos iguales.
-¿Por qué está deteriorada la marca UDI?
-Lo que ha perdido es sintonía con la gente, porque el país ha cambiado. En eso se fue quedando en un modelo muy rígido, con ciertos dogmatismos que me parece que fueron desintonizando con la realidad de Chile. El modelo de desarrollo es algo que tenemos que defender -que no es lo mismo que defender a las empresas y a los empresarios-, pero también tenemos que perfeccionar ese modelo de desarrollo.
-En los 90 los que dominaron fueron los llamados coroneles en la UDI. Hoy, Andrés Chadwick está fuera del Parlamento, también Pablo Longueira y Jovino Novoa. ¿Es el fin de la era de los coroneles?
-Estamos en un proceso de cambio. No tengo duda. Porque el Chile del 2014 no es el de 1990. Es otro Chile. Creo que el rol de las personas no se agota mientras quieran permanecer en el servicio público y quieran influir. Obviamente los niveles van variando. Aylwin no tiene la influencia que tenía en la DC hace 20 años, pero la sigue teniendo.
-¿Le falta un Longueira a la UDI?
-Los liderazgos no se inventan. Longueira sigue teniendo un gran ascendiente en los dirigentes y militantes de la UDI y siempre ha tenido una mirada muy pragmática de la política. Él siempre ha tenido una mirada de búsqueda.
-¿Hay nuevos liderazgos como ese hoy en el partido?
-No veo muchos, la verdad. Lo que no significa que no puedan aparecer. Es curioso, porque el partido más grande desde el 99, cuando yo fui jefe de campaña de Joaquín Lavín, que hizo crecer a la UDI, porque se le hizo una propuesta nueva a la gente, que tenía que ver con sus prioridades, no fue capaz de crear después liderazgos políticos importantes. Y creo que en eso tiene que ver la institucionalidad, que debe renovarse.