La ministra de Desarrollo Social ha designado al nuevo director de la Comisión Nacional de Desarrollo Indígena, Conadi, Alberto Pizarro Chañilao, ingeniero agrónomo de la Universidad de la Frontera de Temuco, quien tiene estudios de posgrado en Políticas Públicas en la Universidad de Chile, y otros diplomados en el extranjero. La selección ha suscitado el interés público no solo por la importancia de sus funciones y el trato que reciben los pueblos indígenas, sino porque además el Gobierno ha incluido entre las 50 medidas comprometidas para sus 100 primeros días en el poder una nueva institucionalidad que cambiará el carácter de la Conadi. Para ello, se le otorgará rango ministerial a su director y, posteriormente, se enviará un proyecto de ley que creará el Ministerio de Asuntos Indígenas. De este modo, Pizarro, militante del PPD y ex candidato al Core por Santiago, donde obtuvo el 4% de los votos, tiene una alta probabilidad de convertirse en el primer ministro de Asuntos Indígenas.

La creación de nuevos ministerios ha sido un camino favorecido por los últimos gobiernos, aunque no existe evidencia alguna que demuestre que estos faciliten la solución de los problemas que se ha pretendido abordar. Por cierto, tampoco existen datos que avalen la tesis contraria -que la creación de un ministerio agrave tales dificultades-, pero todo indica que las carencias que experimentan ciertos grupos de la sociedad habrán de continuar mientras los gobiernos, respaldados por la opinión pública y los partidos políticos, no se muestren capacitados y resueltos a darles solución, independientemente de crear o no nuevas estructuras institucionales. En otros sistemas políticos -por ejemplo, en ciertos regímenes parlamentarios- se acostumbra dar rango ministerial a autoridades encargadas de enfrentar una situación específica cuya importancia se busca destacar; sin embargo, ello no supone la creación de nuevas instancias en el aparato estatal. En el caso de Chile, en cambio, ya se han creado cinco nuevos ministerios desde la restauración de la democracia, siendo Medio Ambiente y Deportes los dos últimos, sin que se aprecien con claridad las supuestas ventajas así logradas. Ahora se ha enviado el proyecto de ley que crea el sexto, el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. El séptimo será el de Asuntos Indígenas.

El tema ha adquirido particular relevancia en los últimos años, tanto en Chile como en muchos otros países. La violencia de ciertos grupos muy minoritarios no debiera ser la razón que lleve al Gobierno a reaccionar, pero no hay dudas de que su aparición y persistencia plantean retos diferentes de los de la delincuencia común o de otras formas de terrorismo con inspiración política. Cabe esperar que el nombramiento de un ministro dedicado a los asuntos indígenas ponga de relieve a estos últimos y contribuya a un enfoque global de las políticas en este ámbito, considerando a todas las etnias originarias.

Se afirma que el Estado de Chile tiene una deuda con los pueblos indígenas y para saldarla debería custodiar sus lenguajes, respetar sus aspiraciones culturales y, por encima de muchas otras consideraciones, hacerse cargo de los problemas de pobreza que ellos enfrentan. En la visión del Gobierno, la presencia de un ministro de Asuntos Indígenas podría facilitar estas soluciones, aunque se trata de situaciones muy complejas a las que debiera contribuir prácticamente la totalidad de los ministerios. La experiencia de la Conadi, a menudo objeto de críticas por severas deficiencias en su gestión, difícilmente podría calificarse de exitosa. La designación ahora de un ministro dedicado a esta área bien podría provocar un grado de alejamiento de estas materias por parte de otras carteras, originando un efecto contrario al buscado e impidiendo abordarlas de una manera integral. Un ejemplo de las dificultades que cabe prevenir surge a propósito de lo planteado hace unos días por el intendente de La Araucanía, Francisco Huenchumilla, al sugerir hacer de Chile un Estado "plurinacional". Aunque el jefe regional ha dicho luego que esa era una opinión personal, obviamente la discusión de una materia así excedería con mucho el ámbito de un Ministerio de Asuntos Indígenas.