Sebastián: Aún tengo muchas cosas por hacer. Muchas... y las voy a hacer. Cuatro años no son nada y se pasan volando. No puedo dejar de pensar en Chile. Y le voy a decir una cosa sin falsa modestia: mi deber es forjar y liderar una nueva derecha, pero una de verdad.
Cecilia: Ya.
Sebastián: Más amplia, tolerante, abierta e inclusiva. No solo para el 2017, sino para el futuro. Ese es el verdadero cambio cultural y político que Chile necesita.
Cecilia: Bueno, pero podría apagar la luz, que ya es tarde.
Sebastián: La izquierda y la DC no tienen nada que ofrecer en renovación y por eso la Nueva Mayoría es tan seca, agria y opaca. ¿Dónde están las grandes palabras y sueños? Están en la nueva derecha, pero para eso debemos construirla con pasión y convicciones. Mi deber, entonces, es liderar ese proceso. Hinzpeter me lo dijo: tu destino es liderar Chile.
Cecilia: ¿El de Hinzpeter?
Sebastián: ¿Cómo se te ocurre?
Cecilia: Es que es muy tarde y ya estoy confundida. Apaga la luz, por favor.
Sebastián: Entonces debo prepararme para cumplir con mi destino. No me puedo ir a Nueva York o a un cargo internacional, pero puedo hacer lo que nunca he hecho: descansar y borrarme un poco, pero un poco nomás. En todo caso, mi primera misión es no pensar en tantas cosas a la vez. En tres, seis u ocho. En una nomás. Como Larroulet o Chadwick o la Cecilia Pérez. ¿Qué podría hacer?
Cecilia: Apagar la luz.
Sebastián: Podría pintar, creo que podría. ¿Le dije que no era malo con los pinceles y la témpera en el colegio? Claro que podría. Implica concentración y enfocarse en un lienzo blanco y vacío y crear algo original. Entre medio uno medita, reflexiona, descansa y pinta. Lo del autorretrato de Bangkok, por ejemplo.
Cecilia: Van Gogh.
Sebastián: Es que lo pronuncié en alemán.
Cecilia: Era holandés.
Sebastián: Eso de pintar con puntitos. Me puedo ir de puntito en puntito y primero el techo y después la casa. Un jardín: puntito verde, puntito verde, puntito verde y así. Un sol: puntito amarrillo, puntito amarillo y puntito amarillo. Me va a tomar tiempo, pero de eso se trata. Y las flores son puntitos de colores. Me iría de puntito en puntito.
Cecilia: Ese movimiento se llamó puntillismo.
Sebastián: Me ayudaría harto, porque en vez de pensar en el país y mi destino, pensaría en un puntito. Por un tiempo, por supuesto. Un tiempo de introspección y pausa, antes de emprender el camino y enfrentarme a mi destino. ¿Le suena muy soberbio o muy arrogante?
Cecilia: No, pero podrías apagar la luz de una vez.
Sebastián: Un ministro es un puntito y un subsecretario una coma. Un Presidente es distinto. Y fundar una nueva derecha y ser reelecto, es la historia con mayúscula.
Cecilia: ¡Apaga la luz!
Sebastián: Click.
Cecilia: Sigue encendida.
Sebastián: Click.
Cecilia: No se apaga.
Sebastián: Parece que se echó a perder el interruptor.
Cecilia: No lo puedo creer.
Sebastián: Click.
Cecilia: ...
Sebastián: Click, click.
Cecilia: ...
Sebastián: Click, click, click.
Cecilia: Es mi destino.