Cuatro hombres han sido amigos desde que tenían 6 años. Formaban entonces una pandilla de leales, una hermandad del crecimiento. Cincuenta y ocho años más tarde, estragados por la vida, solo se pueden ver en ocasiones especiales.
Sam (Kevin Kline) vive en Florida con su esposa y participa en ejercicios acuáticos de la tercera edad. Archie (Morgan Freeman), en Nueva Jersey, es tratado como un veterano inútil por su hijo. Paddy (Robert de Niro), en Brooklyn, viudo hace solo un año, soporta su soledad y a una vecina que insiste en prepararle sopas. Y Billy (Michael Douglas), en California, sigue siendo un playboy con las canas bien ordenadas.
La razón para reunirse, esta vez, es que Billy se casa con una novia de 32 en la estridente ciudad de Las Vegas. Los amigos deciden darle una gran despedida de soltero, aunque para ello deben engañar al agrio Paddy, que tiene cuentas pendientes con Billy. Apenas llegan al hotel Aria, descubren a la cantante madura Diana (Mary Steenburgen), que funcionará como la quinta pieza de la historia.
Pronto se hace evidente que el subcentro del relato es la querella entre Billy y Paddy, que se inicia con el resentimiento del segundo porque el primero no fue al funeral de su esposa, pero que en realidad se remonta a la época en que ambos la disputaban, como lo hacen ahora con la delicada Diana. El tercero, Sam, solo sueña con "engañar" a su esposa con su permiso explícito, y Archie se confunde con el mundo de los travestis.
Pero el centro es la frustración de los cuatro por no ser ya los jóvenes que fueron, sobre todo en materia de sexo. Como en la chilena El regalo, sobreabundan los chistes sobre la impotencia, la disfunción, el Viagra y las enfermedades inhabilitantes.
Algún crítico norteamericano escribió que todo este humor tiene tanta gracia como un examen de próstata. Tiene razón. Esta película está construida sobre una idea, no de la vejez, sino de la decadencia, y sobre la manera en que ella puede ser representada, no por los personajes, sino por las personas fílmicas de los actores elegidos. En línea con sus imágenes públicas, Douglas es el veterano erotizado, De Niro el huraño, Freeman el victimizado y Kline el de familia.
Uno está obligado a preguntarse por qué gente inteligente, con carreras brillantes, que ha tenido un paso inolvidable por el cine, acepta participar en una cosa como esta, más previsible que interesante, más penosa que estimulante y más denigrante que divertida. Los momentos en que la codicia industrial del cine muestra su cara más ingrata suelen ocurrir cuando se pretende que la diversión nazca de un conjunto de prejuicios despreciables.
LAST VEGAS. Dirección: Jon Turteltaub. Con: Michael Douglas, Robert de Niro, Morgan Freeman, Kevin Kline, Mary Steenburgen. 105 minutos.