Es enero de 1992, en el barrio de Ñuñoa y el joven de 18 años, Miguel Jiménez Garrido (Pedro Campos), trabaja en el videoclub "Sensaciones del mundo". Allí le muestra a su madre, a su amigo y a su hermana su película casera: "Las víctimas de la locura", que contiene una escena de terror en la ducha: su hermana aparece desnuda y estalla el escándalo familiar. Así parte la segunda película de Pablo Illanes ("Babyshower"), un homenaje al desaparecido formato VHS y además una cita al cine de terror y gore que admira. Porque en este mundo encerrado y aislado del videoclub, con su clasificación, no de clientela sino que de "socios" y de las películas que adornan los estantes, el joven Miguel enfrenta lo probable: un primer amor, encarnado en Luciana Echeverría. Pero además lo más improbable: invasión de zombies y el fin del mundo. Película con una premisa interesante y un buen soundtrack (Miss Garrison, Adelaidam); sin embargo se desarrolla con el santo y seña del cine B al que homenajea sin salirse ni un centímetro de esa admiración por lo "bizarro" y con efectos especiales de bajo presupuesto graficados en un estallido craneal en primer plano. "Videoclub" tampoco quiere abandonar esa zona, funciona en su nicho y códigos: pop corn sangriento de verano. Pero el precio que paga es dejar sin crecer la nostalgia y cinefilia por el VHS que destila cada fotograma. Es una historia con mucho corazón, pero a veces no se nota porque está encerrada en el cuerpo de una película de Tom Savini. Terror. Chile. 85 minutos. Mayores de 14.