¿Todos los partidos perdieron por igual en la conformación del gabinete?
De ninguna manera.
La evaluación de daños que hagan el PS, el PPD y el PR dependerá de cómo sus diversas facciones experimenten la representación que se les otorgó. Solo un partido puede considerarse desde ya derrotado y, quizás, para siempre. No serán ciertamente sus dirigentes quienes hagan ese balance, pero sí sus bases históricas, sus militantes genuinamente socialcristianos. Es la DC, que ha aceptado coincidir en un mismo gabinete con el PC.
Antes, pudieron haberse encontrado cuando Eduardo Frei fue ministro de Ríos, allá por 1945, pero los comunistas no integraban esa instancia; también pudieron coincidir durante el periodo en que los comunistas fueron ministros de González Videla, durante 1946-7, pero los falangistas no tenían cargos en el gabinete.
Ahora, en 2014, ahora sí. Ahora Rincón, Burgos y Undurraga tendrán que cargar con esa mochila específica en sus conciencias y en sus actos. Y, por cierto, Ignacio Walker y la dirigencia superior democratacristiana -que han venido haciendo malabares semánticos entre programa, coalición, gobierno, alianza y pacto- tendrán que seguir estrujando el diccionario para encontrar una fórmula que los deje dormir. Decía el mismo Walker, a comienzos de este mes: "Con el PC es imposible hacer una coalición política, estratégica de mediano y largo plazo".
¿Y por qué eso no corre para el corto plazo? ¿Por qué se descarta al PC del futuro y no se evalúa igual a la colectividad del presente?
A su vez, los comunistas -genios ellos de la gradualidad y de la paciencia- lograron, con lo menos, lo más: solo un cargo ministerial, de aparente marginalidad. ¿Preferían Justicia o Trabajo, Relaciones o Minería, Educación o Economía?
Ni tontos. Cualquiera de esas opciones podía susurrar en la conciencia de la DC un "despierta, despierta" que para nada les convenía.
La Mujer, el Sernam, aparentemente tiene rango de último quintil en el gabinete. Pero, en realidad, es un área decisiva en la política, porque es el único cargo ministerial que tiene tuición exclusiva sobre la mitad de los chilenos.
Quizás le interese saber a la Democracia Cristiana qué piensa el PC sobre la mujer. En su programa, vigente desde el 5 de noviembre de 2012, los comunistas afirman que "la carencia de una legislación sobre el aborto obliga a miles de mujeres a hacerlo en condiciones clandestinas y sin ninguna seguridad sanitaria", por lo que "las legislaciones sobre el aborto y el divorcio deben estar orientadas a preservar la salud física y mental de los miembros de la familia, y su bienestar económico y social".
Existen, y son muchos miles, esos DC sanotes y noblotes que, al leer esto, quizás ahora actúen. Son las personas que intuyen que entre Pascual y Vallejo, entre Cariola y Figueroa, se encargarán de mostrar cómo la mujer chilena supuestamente clama por esas "soluciones". "Luchar por los derechos de las mujeres nos enaltece", ha afirmado Teillier al conocer el nombramiento de Pascual. Ya se sabe cuáles son esos derechos para el PC.
Toda tibieza llega a la saturación. La de la DC estallará de manera muy suya, silenciosamente, si se les ofrece una alternativa socialcristiana genuina a todos los que saben, con Maritain, que no pueden coexistir con los comunistas porque, decía el francés, "abandonarse a ellos y constituir con ellos un frente político único que ellos podrían controlar desde dentro y desde fuera o romper un día en provecho suyo, equivale, si no se es víctima de ilusiones incurables, a entregar a los pueblos a su hegemonía o a la discordia civil".
A preocuparse. Y no solo por esas esquivas platas europeas que podrían perder.