Señor Director:
Me permito poner en duda la siguiente afirmación de
Sergio Villalobos —“el objeto de la historia no es simplemente recordar, sino explicar el acontecer”—, indicando que, en mi opinión, lo que hacen los historiadores es seleccionar, relatar e interpretar hechos y situaciones del pasado, donde “seleccionar” e “interpretar” son los verbos que quiero resaltar.
Respecto ahora de la exigencia que él hace al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos en orden a que contextualice más allá de los largos 17 años a los que se refiere, dicha contextualización podría llegar hasta el infinito. Así, para explicar las violaciones a los derechos humanos por la dictadura militar chilena podría llegarse no solo al mal gobierno de Salvador Allende, sino muchísimo mas allá, con ayuda de filósofos, antropólogos y psicólogos, al hecho de que los peores instintos de la naturaleza humana se desatan con mayor fuerza cuando alguien tiene y ejerce un poder total sobre sus semejantes.
Exigir a nuestro Museo de la Memoria que contextualice hasta cubrir posiblemente toda la historia patria, sería tanto como requerir a un museo de arte contemporáneo que incluyera entre sus colecciones obras de períodos precedentes, incluso remotos, con las que las contemporáneas podrían hallarse de alguna manera enlazadas.
Son los visitantes de nuestro Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, incluidos los historiadores, quienes deben, si no lo hubieren hecho antes de visitarlo, ilustrarse luego sobre los antecedentes que condujeron a tan extenso período de violaciones graves, sistemáticas, permanentes y programadas a los derechos humanos por agentes del Estado de Chile.
Agustín Squella