El Mercurio.com - Blogs : Repensar el presidencialismo
Cartas
Sábado 04 de enero de 2014
Repensar el presidencialismo
Señor Director:
La discusión oficialista en torno a la derrota electoral sufrida recientemente y a la relación entre el Ejecutivo y los partidos repone el debate referido al funcionamiento de nuestra forma de gobierno.
Diversos estudios e índices han situado a nuestro país como uno de los presidencialismos más fuertes a escala comparada. Ello se explica debido a que el Ejecutivo cuenta con amplios poderes de agenda, veto y decreto. En esa línea, el politólogo Peter Siavelis concluyó que en las administraciones de Patricio Aylwin y Eduardo Frei se dio la paradoja de un "presidencialismo exagerado con Presidentes moderados". Lo anterior, gracias al uso flexible de las extensas facultades presidenciales por parte de ambos mandatarios. A esto se añadía una fina coordinación con las bancadas oficialistas, como también advertía Edgardo Boeninger. Sin embargo, con posterioridad a las dos administraciones señaladas, comenzó un proceso de deterioro de la relación entre los partidos de gobierno y el Ejecutivo de turno. Ahí aparecieron los díscolos, el faccionalismo, las renuncias de parlamentarios y las dificultades para gobernar en coalición.
Resulta plausible sostener que el déficit de representación por el que atraviesa el sistema político chileno pueda tener algunas de sus raíces en la asimetría de poder formal entre el Presidente y el Congreso Nacional. Este último se encuentra atenazado por el papel jugado por los gobiernos locales (la ventanilla del Estado), por un lado, y el poderoso Ejecutivo, por otro. De esa forma, la legislatura y los partidos son percibidos por la ciudadanía como actores eminentemente reactivos y negativos.
En definitiva, deviene en algo necesario reabrir el debate sobre una eventual reforma al régimen político en Chile que persiga atenuar las atribuciones del Poder Ejecutivo. Lo anterior atañe tanto al balance de poderes que se supone va aparejado a una democracia representativa como también a la capacidad de la asamblea y de los partidos que la conforman para incidir proactivamente en la toma de decisiones.
Andrés Dockendorff