Jasmine (Cate Blanchett) es uno de los grandes personajes femeninos de Woody Allen, acaso el director que mejor retrata, dibuja y entiende la sicología y el corazón de las mujeres.
Es la misma profundidad y cariño que tuvieron Annie Hall y Marie Wilkie de "Manhattan" (1979), o bien Alice y también Hannah y sus dos hermanas, solo que ahora se llama Jasmine, aunque nació como Jeanette, pero se mudó el nombre para cambiar de barrio, amistades, contexto y denominación de origen.
Por eso la elección de jazmín, una flor delicada, trepadora y aromática, para vivir como lo que más quiere: una mujer con el oficio de ser rica, envuelta en objetos de marca y con la única preocupación de saber qué vestir y pedir, y nunca estar fea.
La película cuenta la desgracia de Jasmine, que aterriza en la ciudad de San Francisco arruinada y desesperada, y en busca de refugio en la casa de su hermana Ginger (Sally Hawkins), que es de la clase sencilla, popular y limitada por la jornada laboral y el poco ahorro.
Jasmine, en verdad, vuelve al sitio del que alguna vez huyó: cerveza en lata, tatuajes, el sudor del trabajo, mal gusto, colores recargados, obesidad infantil.
La mujer despide, como la flor, un perfume de encanto y belleza y a veces habla sola y explica su vida.
La película reproduce estos escenarios, porque no puede evitar retornar a un pasado que recrea, repite y cuenta de nuevo.
Esas cenas maravillosas, las vacaciones en yate, ciudades de Europa, tiendas de Nueva York, los regalos de su esposo, baños de tina, collares de regalo y la despreocupación por el dinero y el futuro.
Son hechos que ya ocurrieron, pero las sensaciones persisten y no hay forma de olvidarlos.
El pasado está lejano y cerrado, y aún queda lo que desprende el jazmín, pero la fragancia ya no basta.
Hay una antigua película del director francés François Truffaut titulada "El hombre que amaba a las mujeres" (1977), y del viejo Woody Allen se puede decir algo parecido: este es un hombre y un director que ama a las mujeres y que intenta comprender su pasión e inseguridad y también los errores y amores de esas hermanas tan diferentes.
Mujeres entre la ilusión y la resignación, y siempre a mitad de camino.
El sueño de la pequeña y esforzada Ginger fue breve, y eso se pasa rápido y no provoca heridas profundas.
El de Jasmine, en cambio, fue un largo sueño que se convirtió en realidad. Y eso ya no tiene remedio.
A lo largo de la película se escucha levemente la música de "Blue Moon".
Jasmine no da con las estrofas, lo intenta un par de veces, pero se le escapan.
En la canción hay un amante que pide varias cosas a la gran luna azul: sueños en el corazón, alguien que lo cuide y quiera, e incluso alguna oración.
Y Jasmine, ya está dicho, no recuerda la letra.
"Blue Jasmine". EE.UU., 2013. Director: Woody Allen. Con: Cate Blanchett, Sally Hawkins, Bobby Cannavale. Mayores de 14 años.