Señor Director:

El aumento explosivo en el último tiempo del uso de la bicicleta como medio de transporte urbano es algo muy positivo, pero ha generado problemas producto de la falta de cultura vial y, principalmente, del diseño deficiente de algunas facilidades para ciclistas, lo que muchas veces las hace inútiles para su propósito y muy peligrosas en su uso.

Una de las más importantes razones que explica este fenómeno es la insistencia en construir ciclovías que van por la acera (o vereda). Esto hace que en ciudades con poco espacio, como las nuestras, las ciclovías sean sinuosas para no pasar a llevar postes ni árboles y angostas para evitar quitarles demasiado espacio a los peatones. En consecuencia, la bicicleta se desperfila de su correcta definición como vehículo, haciendo que muchos ciclistas piensen (equivocadamente) que la acera es también un espacio donde tienen prioridad, pasando a llevar a los peatones. Además del conflicto con el flujo peatonal, el trazado de ciclovías por la acera aumenta la peligrosidad en los cruces, ya que los automovilistas inconscientemente esperan peatones y no vehículos bajando desde las aceras, lo que produce accidentes, muchas veces fatales.

Estando la pista ciclista en la calle, segregada parcialmente del flujo motorizado, se le otorga su correcta condición de vehículo a la bicicleta, se entrega claramente el mensaje a los automovilistas de que los ciclistas existen y, al mismo tiempo, se da la prioridad que corresponde al peatón y al ciclista.

Ricardo Hurtubia
Departamento de Urbanismo,
Facultad de Arq. y Urbanismo, U. de Chile