Alejandro Núñez

Ferney Rodríguez (49) trabaja en una empresa de chatarra en Copiapó, aunque es maestro de construcción. Hace dos meses dejó el Valle de Tuluá, en Colombia, para buscar un mejor trabajo en Chile y así ayudar a la familia que se quedó en el terruño. “En Colombia está escaso el trabajo, hay mucha competencia”, dice. En Copiapó vive con su hijo, su señora, una sobrina y dos inmigrantes peruanos.

“Quiero juntar una ‘platica’ para comprarme una moto y luego tratar de volver. Acá el frío es muy bravo”, comenta.

Como Ferney, en lo que va de este año ya han ingresado 2.347 extranjeros a la Región de Atacama, según el Departamento de Extranjería y Migración. Cifra que representa un incremento de 112% en los últimos dos años. En 2011 ingresaron 1.103 extranjeros, y en 2012, 1.901.

La mayoría son bolivianos, peruanos y colombianos que llegaron atraídos por la estabilidad económica y el boom minero de la región. Solo el proyecto minero Caserones genera siete mil puestos al año en su construcción y requerirá otros dos mil para su funcionamiento, a partir de 2014.

A eso se suman los 15 mil empleos temporales que genera el sector frutícola por temporada. En 2012 se perdió un 20% de la uva de mesa por falta de mano de obra para su cosecha.

El intendente de Atacama, Rafael Prohens, explica que los inmigrantes son bienvenidos mientras cumplan con todos los trámites legales. Lo que sí preocupa es que se hayan instalado en tomas o campamentos periféricos de Copiapó, en donde la construcción es informal y escasean los servicios básicos.

“Si una persona hace su presentación como corresponde y saca, primero, su visa de turista para luego, cuando tiene empleo, pedir la de trabajo, será bienvenida, pero las personas no pueden llegar a instalarse a una toma porque es una ilegalidad”, enfatiza Prohens.

Marisela Apazamarza (19) tiene un hijo de dos años. Trabaja en una empresa recolectora de basura. “Acá como se gana, igual se gasta porque las casas son muy caras”, dice. Llegó a Copiapó hace menos de un año desde La Paz, Bolivia. Hoy vive en dos piezas en la toma Manuel Rodríguez.

En Copiapó hay 33 campamentos o tomas, y en el Manuel Rodríguez, el más emblemático de la zona, viven 45 familias, de las cuales 35 son extranjeras.

Según estimaciones de fundación Techo, el 40% de las familias que viven en los 12 campamentos con que trabaja la fundación son extranjeras.

Según el seremi de Desarrollo Social, Kristian Jahn, la ciudad no estaba preparada para recibir tan alto número de personas, lo que propaga las tomas.