Esta es la menos Apatow de las películas dirigidas por Judd Apatow. Los que lo han seguido saben que sus cintas suelen estar pobladas de descerebrados, sea que se trate de adolescentes infinitos o de adultos desadaptados, casi siempre dispuestos para la grosería menor y siempre orgullosos de su falta de grandeza.
No es que eso falte en esta película, que comparte con las otras un metraje descomedido. El matrimonio de Pete (Paul Rudd) y Debbie (Leslie Mann), con sus dos hijas adolescentes, Sadie (Maude Apatow) y Charlotte (Iris Apatow), está muy lejos del estándar de una familia funcional y tiene más quebrantos de los que cabía presumir en Knocked-up (2007), la primera vez que apareció esta pareja en la filmografía de Apatow.
Pete y Debbie cumplen 40 mientras transcurre la intriga, y esta circunstancia –que parece obsesionar a Apatow– viene acompañada de una crisis general. A Paul le va mal con su negocio de reflotar a cantantes veteranos, y Debbie tiene problemas con las vendedoras de su tienda de ropa, la escort Desi (Megan Fox) y la adicta Jodi (Charlyne Ji). La propiedad de la casa está en peligro. Paul debe ayudar a su padre, el parásito Larry (Albert Brooks), y Debbie apenas conoce al suyo, el evasivo Oliver (John Lithgow). Las dos niñas se odian y, por supuesto, la vida sexual del matrimonio está deteriorada por la rutina y el exceso de intimidad.
A pesar de que Pete y Debbie conservan su afecto mutuo (¿cómo lo hacen?), su vida tiene todos los componentes de una ruina en curso. El hecho de que ese desastre no ocurra, y las peripecias de la pareja se sucedan sin gran progresión hace pensar, más que en el cine, en una sitcom de 300 capítulos. Y obliga a preguntarse por qué Apatow pone en una película a su propia esposa (Leslie Mann) y a sus dos hijas como protagonistas de una familia tan poco entrañable.
Pero esto es harina de otro costal. Lo que importa es que, sin que haya en sus personajes ni un gramo de empatía, Apatow muestra un cierto cariño por ellos, por sus escasos momentos de alegría y por la mutua incomprensión que se prodigan. Ya que no fue el gran cómico que se anunciaba, y ya que sus películas dudosamente alcanzan los niveles de la comedia, Apatow declina con Bienvenido a los 40 hacia el tipo de amargura-dulzura que cultivó en los 80 Albert Brooks, el mismo que interpreta al padre de Pete. No eran malas películas. Solían enfrentar las ideas de sus personajes sobre el mundo con un mundo que siempre los contradecía, mientras Brooks los rodeaba con la melancolía del fracaso.
¿Alguien recuerda las películas de Albert Brooks?
This is 40.
Dirección: Judd Apatow. Con: Paul Rudd, Leslie Mann, Megan Fox, Albert Brooks, John Lithgow. 134 minutos.