Este año MIDE UC realizó una encuesta que indagó cómo la población registra en su memoria el contenido del 11 de septiembre. De ella se infiere que la generación joven solo posee nociones basadas en imágenes configuradas a partir de fragmentos de los hechos en cuestión. Cae en confusiones o mezcla sucesos, porque desconoce explicaciones coherentes. Un problema que tiene vinculación directa con los resultados de la encuesta efectuada hace un año por el Injuv. Ella demuestra que el 81% de los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad no están interesados en la política. Su medio de información por excelencia es la TV, que se basa en imágenes que escasamente instruyen suficientemente en asuntos contingentes y de mayor densidad, con excepción de algunos programas, aunque vistos regularmente por adultos. Mejores informantes sobre temas políticos son los diarios, pero apenas un 3,5% del segmento los consulta.
Un porcentaje (55%) valora la democracia por sobre otros regímenes, asignándole importantes atributos, mas el funcionamiento mismo del sistema político es desconocido. Conste que se trata de un sistema restaurado recién en 1990, porque sobre procesos políticos nacionales de apenas 50 años atrás, que son el trasfondo del debate contemporáneo, existe total ignorancia.
Más grave se vuelve el panorama si añadimos la información que arrojó la encuesta efectuada este año por el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile. Impacta constatar que más del 80% de la población chilena entre 15 y 65 años se ubica en los niveles mínimos de conocimientos fundamentales. Recordemos que en 1998 comenzó a regir la obligatoriedad de la enseñanza media y aumentó la población que accedió a la educación superior, reforma que auguraba mejorías sustanciales en los aspectos evaluados, al menos entre quienes tienen hoy entre 15 y 30 años, pero el progreso no ocurrió. La situación es prácticamente idéntica a la medición realizada por la misma entidad hace 15 años. "Son resultados alarmantes", señaló un comentarista, y otro fue lapidario: "A Chile le faltan a lo menos 150 años para ser un país desarrollado". ¿No le parece grave?
La juventud ha protestado demandando cambios en la educación, y es el fondo del problema. El desarrollo se alcanza esencialmente con buenos niveles educacionales. Pero también ella exige nueva Constitución, más democracia y participación, según verbalizan sus dirigentes. Sin embargo, cabe preguntarse por los conocimientos constitucionales que posee la juventud, sobre los quórums, los enclaves autoritarios, que tanto acentúan políticos adultos, o sobre el binominal. En este punto, el 30% de encuestados dice no conocerlo y otro 33% afirma que no necesita cambios.
¿Participación? Recordemos: hubo que establecer la inscripción automática y ahora la dirigencia partidista impondrá el voto obligatorio.
Todo esto es insuficiente. Una democracia desarrollada, participativa y auténticamente deliberativa requiere una ciudadanía con mínima cultura política e histórica, y corresponde asumir esta falencia como nacionalmente relevante. ¿Es parte de algún programa? De los jóvenes depende buena parte del futuro democrático. Se me dirá: "Es un problema de muchos países". Sí, pero Chile es el nuestro. Un pueblo inculto en esta materia puede ser "presa fácil" para candidaturas que pretendan seducirlo con imágenes cordiales, gestos, un eslogan fácil o colgándole apellidos a la democracia. Este sistema no los necesita. No veo que se dimensione este problema entre la clase política.
Para más desgracia todavía, escasean los argumentos de categoría en algunos representantes de nuestra democracia. No son buenos referentes. Peor aún, tienden a desprestigiarla. Pero son elegidos.