Carlos Saldivia

El secretario general de la OEA arribó hace pocos días a Washington desde Italia, ya que en Roma expuso en un seminario sobre el 11 de septiembre de 1973. Allí, también se reunió con el Presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y con el Papa Francisco.

Insulza afirma que comparte la idea de otros dirigentes socialistas de hacer un homenaje a Patricio Aylwin y a Ricardo Lagos el 5 de octubre y sobre la campaña presidencial dice que espera que no haya segunda vuelta presidencial y que la Nueva Mayoría pueda obtener mayorías significativas en la Cámara y en el Senado.

-¿Comparte que la DC "tiene algo que decir" en torno al 11 de septiembre, como planteó Osvaldo Andrade?
-La mayoría de los dirigentes políticos de 1973 ya no están. Ciertamente, la actitud del llamado grupo de los 13 no fue la actitud general de la DC. Creo que muchos DC querían un cambio de gobierno y que Allende no continuara, pero la DC no esperaba la cantidad de muertos que hubo ni los crímenes de la dictadura. Eso lo dijo Bernardo Leighton muy temprano, y pidió perdón por lo que le correspondía por aprobar una resolución en la Cámara de Diputados que abrió la puerta al golpe. Pero de ahí a que se le culpe a la DC de crímenes cometidos, no hay antecedentes.

-Entonces, ¿no comparte la visión de Andrade?
-Uno no pide perdón por responsabilidades políticas. Uno pide perdón por transgresiones graves y éticas. La palabra perdón se esta usando demasiado ampliamente. Perdón se usa cuando se ha cometido una falta o un crimen y se tiene arrepentimiento. Sí se puede hacer una autocrítica y reconocer errores. No es la DC la que debe pedir perdón por el golpe militar. Los que deben pedir perdón son los que cometieron crímenes, y ellos en su mayoría no han pedido perdón en lo más mínimo.

-¿Cree que los partidos hicieron una autocrítica suficiente?
-Sí, mayoritariamente en la Nueva Mayoría. Lo han hecho Camilo Escalona y Osvaldo Andrade. Reconocen que el PS cometió errores políticos graves; que en 1973 fue hacer todos los cambios que se querían hacer con una mayoría precaria o en minoría. Ahora, pedir perdón por eso tampoco corresponde; sino solo la autocrítica. He visto poca autocrítica en la Alianza. Lo de Hernán Larraín y algunos otros lo fue, pero son excepciones.

-También se viene la conmemoración de los 25 años del plebiscito. ¿Cuál es su principal reflexión en torno a esta fecha?
-Mi principal reflexión es que esperábamos simplemente el retorno a un régimen democrático, pero la verdad es que lo que ocurrió en los 20 años siguientes superó con creces eso. La misma alianza política que se llamaba Concertación por el NO pasó a llamarse Concertación democrática y construyó un país con muchos defectos, con muchos problemas aún, pero indudablemente superior al que se tenía en 1988. Esa es la realidad, no solamente de cifras, sino que también de sensaciones.

-¿En 2010 perdieron las elecciones entonces por el descontento de la gente?
-Claro, porque finalmente hubo nuevos desafíos y no estuvimos a la altura de ellos. Pero los nuevos desafíos se construyen sobre la base de lo que hubo antes. Está muy claro que la Concertación se apartó de muchos sectores importantes de la población; no reconoció cambios que habían existido; cometió una serie de errores, y así es la política, la política democrática es así. Yo creo que las ideas progresistas siguen siendo mayoría en el país, lo que pasa es que hay mucha gente que está desencantada de la forma en que se está llevando adelante, que se llevó a la práctica, y eso es justo después de 20 años.

-¿Qué le parece efectuar un homenaje a Patricio Aylwin frente a la polémica que ha surgido entre el PS y la DC?
-Me parece muy bien, porque él simbolizó la victoria en el año 1988. Es evidente. Los principales rostros de la Concertación son Patricio Aylwin y Ricardo Lagos. Y por eso creo que primero soy partidario de hacerle, cuando se recuerde el 88, un saludo al Presidente Aylwin, por cierto, y espero alguna vez, recordar que el famoso dedo de Lagos fue el que inició una fase, una etapa.

-Respecto de la elección presidencial, en el comando de Bachelet plantean que no esperan que haya segunda vuelta...
-Espero que no. Porque si no, ¡voy a tener que pagar dos pasajes para venir a Chile! Y la verdad es que está todo bastante claro. Espero que la popularidad, el carisma y las ideas de nuestra candidata le permitan ganar en primera vuelta; pero no creo que se pueda asegurar. No hay que cantar victoria antes de que se vote.

-¿Usted cree que tenga los doblajes necesarios para imponer su programa de gobierno? Se han puesto en duda.
-Creo que es más posible en la Cámara que en el Senado, pero las dos cosas son posibles. Hay que ver cómo sale, qué pasa en algunas regiones en que hay posibilidad de doblaje. Es difícil, incluso con altas mayorías, conseguir 2/3 en cualquier región. En los distritos es más posible, la gente está más agrupada desde el punto de vista social. Es más fácil que una coalición se lleve la gran mayoría de los votos. Tengo esperanzas fundadas de que eso ocurra en la Cámara.

-¿Cuándo piensa volver a Chile?
-Termino el 15 de mayo de 2015. Mi regreso a Chile, como dice Fito Páez en una canción, es un 'cable a tierra', y es hora de volver a mi país, y eso me pone muy contento. Y ahí veré qué me veo haciendo en él.

-¿Pero qué lo entusiasma más?
-La política, pero no me veo trabajando en un gobierno. No me veo en eso.

-¿Y en el Congreso?
-No sé, no tengo planes en mi retorno a Chile, salvo volver a mi país. Hay que tener humildad. No se puede postular desde afuera.