Señor Director:

La Cámara de Diputados acaba de aprobar en su primer trámite un proyecto de ley referido al ejercicio de la docencia. Creemos que se trata de un avance positivo, aunque parcial, en el desafío de darle a la profesión docente el status que merece, en especial al ampliar el porcentaje de horas no-lectivas, aumentar el salario mínimo docente, y regular el ingreso y egreso de las carreras de pedagogía.

Sin embargo, el proyecto comete un error al establecer un “súper salario” para los recién titulados que hayan obtenido un desempeño comparativamente superior a sus pares en algunos indicadores como Inicia o PSU.

Este “súper salario” es un error porque: i) no existe evidencia suficiente que demuestre que el resultado en este tipo de pruebas de salida se traduzca automáticamente en buenas prácticas docentes (de hecho, buenos sistemas escolares “acompañan” a los nuevos docentes durante todo su primer año de ejercicio para monitorear su capacidad real de desempeñarse en el aula); ii) introduce una injusticia profunda con los docentes que llevan años en ejercicio, lo que de paso afectará el clima laboral de la escuela (piénsese en la “situación de llegada” que tendrán estos novatos que sin haber nunca hecho clases partirán ganando más que sus colegas con experiencia); y iii) no se condice con la voluntad, presente en la misma ley, de que todos los futuros docentes, una vez que operen las nuevas exigencias de entrada y salida de pedagogía, sean buenos profesores (por lo cual todos ellos, y no solo algunos elegidos, debiesen tener salarios adecuados y competitivos).

Si el problema que pretende resolver este “súper salario” es hacer más atractiva la profesión docente para los buenos candidatos que hoy no se deciden a postular, hay otras medidas que podrían adoptarse (como permitir que postulen más rápidamente a la Asignación de Excelencia Pedagógica) que asegurarían mejor este importante objetivo.

José Weinstein
Gonzalo Muñoz
Académicos
Facultad de Educación UDP