Señor Director:
En su
carta de ayer, Fernando Atria y José Miguel Benavente definitivamente prueban que no conocen bien lo que critican. Primero sugieren que ellos no han dicho que el "neoliberalismo" prometa igualdad de oportunidades en un sentido material. Pero a renglón seguido ellos mismos vuelven a insistir en que el "neoliberalismo" es utópico porque promete "emparejar la cancha" para lograr igualdad en condiciones de partida sin lograrlo. Ahora bien, ¿como debe entenderse "emparejar la cancha" si no es en un sentido material o económico? Que el "neoliberalismo" promueva una carrera "abierta a los talentos", frase que mis contradictores toman del Free to choose , de Milton y Rose Friedman, significa, como dicen los mismos Friedman, que haya "igualdad ante la ley" de modo que la etnia, el sexo, la religión u otros atributos personales no sean establecidas por el legislador como barreras arbitrarias que impidan desplegar las propias capacidades. ¿Creen seriamente Atria y Benavente que el modelo chileno no cumple con ese estándar?
Por último, Atria y Benavente se contradicen, pues "El otro modelo" afirma claramente que "al revisar las cifras de desempeño económico chileno no cabe duda de que estamos en una buena situación, no solo en comparación con nuestros vecinos, sino con respecto a nosotros mismos en una mirada histórica" (p. 257). Ahora ambos nos dicen que su libro no considera el actual modelo como "el más exitoso de nuestra historia". Sería interesante que los coautores explicaran qué llevó a este cambio de opinión y cuál fue, según ellos, el modelo más exitoso de la historia chilena si no es el actual. ¿El de sustitución de importaciones tal vez?
Axel Kaiser