Esta película es lo contrario de lo que parece. No es una alegre comedia acerca de los estudiantes que en las vacaciones de primavera arrasan los balnearios de Cancún y Miami. Tampoco es otra historieta de adolescentes borrachos que tienden a despertar sin saber dónde están. Es algo distinto.
Decididas a no perderse las fiestas de vacaciones en Miami, las jóvenes Candy (Vanessa Hudgens), Brit (Ashley Benson) y Cotty (Rachel Korine) deciden robar un auto y asaltar un restaurante para conseguir el dinero que necesitan. El asalto es casi una broma –lo ejecutan con pistolas de agua–, pero cierto entusiasmo con la violencia se asoma como una sombra detrás del ánimo lúdico.
Las tres convencen a otra amiga, Faith (Selena Gomez), y juntas parten a Miami, donde las esperan las fiestas salvajes de música, droga y sexo. “Parece que el mundo fuera perfecto”, comenta una, sobre el fondo de un extraño atardecer. De pronto, mientras la parranda continúa, la policía entra a sus habitaciones y arresta a las amigas. El juez las pone frente a dos alternativas: pagan una fianza o pasan unos días más en prisión. Entonces aparece un sujeto, Alien (James Franco), que paga las fianzas y las invita a su casa.
Todo esto ocurre en los primeros 38 minutos del metraje. A partir de este punto, todo gira en otra dirección. Alien es un mafioso, un traficante, un hombre armado hasta los dientes, que se mueve en los bajos fondos de Miami y que, como es natural, tiene un enemigo enconado, Big Arch (Gucci Mane). Las jovencitas entran en un universo que les es ajeno y la fiesta comienza a derivar hacia el drama y la tragedia.
El cineasta Harmony Korine tuvo un debut precoz, a los 19 años, firmando el guión de Kids (1995), la salvaje película de Larry Clark acerca de adolescentes con sida. Desde entonces ha filmado otros cuatro largometrajes (y muchos cortos y clips) en diferentes formatos y soportes, siempre trabajando en el límite, con un agudo sentido del esperpento y del humor negro.
Su estética tributa al clip musical, pero también a una abierta voluntad de desarrollar sus relatos como espacios quebrados, donde el vértigo interior se superpone con la dureza material del mundo exterior, un choque donde la conciencia se vuelve confusa y fragmentaria. Como en sus otras cintas, en Spring Breakers parece que todo puede pasar, que la irrupción de lo siniestro está a la vuelta del siguiente plano, y sobre todo cuando el mundo “parece perfecto”.
Esta puede ser la película más madura de Korine, no tanto por su pendiente conservadora –la advertencia a los jóvenes acerca de las apetecidas fiestas de primavera–, sino por el delicado control con que la conduce desde el entusiasmo hacia las sombras.
Spring Breakers. Dirección: Harmony Korine. Con: James Franco, Selena Gomez, Vanessa Hudgens, Ashley Benson, Rachel Korine. 95 minutos.