Cuatro estudiantes deciden viajar en busca del sol, la música y la diversión de Florida.
Son las vacaciones de primavera y Brit (Ashley Benson), Cotty (Rachel Korine) y Candy (Vanessa Hudgens) son las decididas, con la misión de convencer a Faith (Selena Gomez), para que las acompañe.
Faith, como su nombre lo indica con letras de molde, es la única con fe y es feligrés de alguna iglesia local.
La cámara con que se filma la película se mueve al ritmo de canciones, cerveza y droga, es decir, se mueve más de la cuenta, pero este clima nervioso es lo que pretende transmitir el director Harmony Korine: un viaje a la vida loca.
La travesía, según las protagonistas, será como un juego de video y nadie se debe asustar con nada.
Una aventura que merece la pena porque, en su pueblo natal, las estudiantes no son felices y se sienten agobiadas y atrapadas.
"Spring Breakers: viviendo al límite" durante casi media película registra estas vacaciones grupales, juveniles e incansables.
La algarabía en el bus, los desnudos y obscenidades en la playa, la lluvia de alcohol y droga y los escarceos sexuales en todas partes.
Y lo hace con la inmediatez de lo que se filma con urgencia y ánimo voyerista y por eso los encuadres imperfectos y el montaje saltón, como si fuera un documental filmado por alguien que participó en la fiesta y es un testigo que disfruta de lo que queda en la cámara, aunque a veces esté borroso, ladeado y sucio.
La película nunca es una comedia, evita el humor e incluso enfila hacia la tragedia, cuando el cuarteto cae en la cárcel y el que paga la fianza es Alien (James Franco), un delincuente que las cautiva con su dinero, las pasea por antros de vicio y, como nació para ser malo, se prenda de la inocencia de Faith.
A estas alturas es claro que la película, en el fondo, es una fábula, una historia que pretende dejar una enseñanza o una moraleja.
En algún punto, podría ser un cuento con ironía cinéfila, porque hay un cine de terror con adolescentes estadounidenses que encuentran los peores horrores en los países de Europa del Este, al sur del Río Grande y en general en el subdesarrollo, cuando los verdaderos peligros están en casa y bajo el sol de Florida.
O un relato de amor loco y trágico entre Alien, una bestia de la delincuencia que luce dientes metálicos, con la dulce Faith.
O quizás un sermón con respecto al libertinaje y sus consecuencias.
O bien es una historia de emancipación femenina que cuenta el nacimiento de un par de criminales.
"Spring Breakers: viviendo al límite" es una de esas películas que termina siendo una ruleta de alternativas y, a medida que gira y gira, ofrece apuestas diversas, rebota la bolita entre números, nadie dice no va más, el croupier mira al techo y es una historia mareadora de nunca acabar.
La recomendación es simple: dos horas antes de verla, un mareamin.
"Spring Breakers". EE.UU., 2012. Director: Harmony Korine. Con Selena Gomez, James Franco. 112 min. Mayores de 18.