Puede parecer más ruido que nueces lo conseguido en materia de innovación por los sucesivos gobiernos que han hecho de ella un objetivo estratégico. Pero no es así. Para entender por qué, vale la pena leer el documento de "orientaciones estratégicas para la innovación", recientemente emitido por la Comisión Nacional de Innovación y Competitividad, que preside el ex ministro y ex senador Fernando Flores.
Se titula "Surfeando hacia el futuro". La metáfora del surfista no puede ser más apta. La innovación se deja caer en el mundo con la fuerza y la diversidad de las olas. Su dirección e intensidad no es predecible. Sabe bien el surfista que su fuerza es indomable y que no podrá seguir una ruta determinada. En cambio, con los ojos bien abiertos y la flexibilidad necesaria, ha de verlas venir, saber cabalgar sobre ellas y conseguir "estabilidad en medio del caos, equilibrio a gran velocidad, fluidez, serenidad y goce". A mi modo de ver, el informe pinta con lucidez una suerte de telón de fondo sobre el cual han de proyectarse las políticas pro innovación de los gobiernos.
Como sabe el surfista experto, no sirve una estrategia preestablecida, con metas cuantitativas de inversión o con sectores productivos estratégicos a desarrollar, los ahora llamados clusters , en una mala traducción de la obra del profesor de la Universidad de Harvard, Michael Porter. La innovación surge de la creatividad de individuos que interactúan en un ambiente fluido y dinámico. Nos exige sobre todo un cambio cultural -un "nuevo talante"- que nos acostumbre a fijar la vista en el futuro, a desarrollar la flexibilidad para adaptarnos a los imprevistos, a querer tomar riesgos, caer y volver a levantarnos.
El enfoque es plenamente concordante con lo que -a partir de los avances de los aportes de los anteriores- ha hecho el gobierno actual para promover la innovación. Su signo ha sido crear condiciones para conectar y situar a nuestros innovadores en una perspectiva global, como procura el celebrado programa " Start-up Chile", de Corfo. Alentar la innovación en las empresas mediante un estímulo tributario amplio y flexible. Barrer los obstáculos a la creación de nuevos emprendimientos y su desarrollo en libre competencia. Fortalecer la investigación básica mediante la asignación por concursos competitivos de los fondos de Conicyt, y el desarrollo tecnológico promoviendo acá la instalación de centros de investigación extranjeros de alta calidad, ya sea universitarios o de empresas. No hay todavía muchos frutos del esfuerzo y hay mucho camino que recorrer. Pero también en nuestras playas ya comienzan a dejarse ver los surfistas de la innovación.