En el San Francisco de 1933, un niño llega hasta una feria de atracciones, donde, entre otros tableaux del Salvaje Oeste, hay un viejo indio comanche. De pronto, el indio cobra vida y le habla. Es un hombre centenario, un guiño al protagonista y narrador de Pequeño gran hombre. El relato retrocede hasta 1869, en Monument Valley, un guiño a los grandes westerns de John Ford. Y se instala en el punto del encuentro entre el tren del este y el del oeste, que sella la unificación de Estados Unidos y que es otro guiño a El caballo de hierro.
De eso está hecha esta película, de guiños, y cualquier cinéfilo podría reconocer unas decenas más, rendidos a lo mejor y lo peor del cine del Oeste. Por supuesto, el guiño mayor son el propio Llanero Solitario y su inefable compañía, el indio Toro (Tonto en inglés), además del albino caballo Silver, personajes de historieta de la primera mitad del siglo XX y de la TV de los años 50.
La versión del cineasta Gore Verbinsky les da vida nueva y, sobre todo, pasados reforzados. El ranger (alguacil texano) es John Reid (Armie Hammer), un hombre de la ley que regresa al pueblo donde viven su hermano Dan (James Badge Dale); la cuñada que siempre ha amado, Rebecca (Ruth Wilson), y su sobrino Danny (Bryant Prince). El indio Toro (Johnny Depp) ha perdido la razón después de la masacre de su comunidad y vaga por la llanura tributando a sus dioses personales.
John se une a su hermano para perseguir al peligroso forajido Butch Cavendish (William Fitchner), pero éste tiende una celada en la que elimina a todos los rangers... excepto a John, que en adelante pasa a ser el solitario. Una sugerencia del indio Toro lo convence de usar un antifaz, con lo que recién a los 54 minutos del metraje se convierte en el personaje que conocieron los niños del siglo pasado.
Detrás del salvaje Butch está el codicioso empresario del ferrocarril (Tom Wilkinson), que además de rieles quiere oro, y por delante están el Ejército y el 7° de Caballería, punta de lanza en la usurpación de las tierras indígenas. Y entre todos ellos, comerciantes, saltimbanquis, prostitutas, borrachos y casi dos horas y media de duración.
En los años 50, André Bazin acuñó la expresión "super western" para describir aquellas películas que desbordaban la sencillez mítica del género para arroparse con reverberaciones psicológicas, sociales y políticas. Como otras cintas del Oeste de las últimas décadas, con El Llanero Solitario sería más apropiado hablar de un "metawestern", un tipo de abordaje que apunta a discutir y poner en entredicho las bases del mito norteamericano.
El Llanero Solitario organiza este esfuerzo de manera esperpéntica y barroca, en un mosaico por donde pasan todos los tópicos junto con todas las peripecias físicas, como si éstas fuesen la forma de diálogo con aquellos. Lo que obtiene de eso es el grado de interés que siempre tienen los esperpentos: ni tanto ni tan poco.
The Lone Ranger. Dirección: Gore Verbinsky. Con: Armie Hammer, Johnny Depp, William Fitchner, Ruth Wilson, Helena. Bonham-Carter. 149 minutos.