"El último exorcismo" (2010), de Daniel Stamm fue un falso documental, donde un pastor evangélico acepta que filmen un exorcismo, presumiendo que no hay nada satánico en el proceso, porque en toda su experiencia nunca se ha topado con una posesión genuina y un verdadero demonio.
"El último exorcismo", por cierto, fue la excepción y la historia transcurría en un temible Estados Unidos, por campesino, pobre y bruto, donde Nell Sweetzer (Ashley Bell) era la joven suave y amable con trazas de víctima, deseada por un demonio y perseguida por un culto satánico.
Después de tres años y ahora con Ed Gass-Donelly como director, ya no hay falso documental, sino ficción y una película convencional, para que Nell ingrese a una casa de Nueva Orleans que acoge a señoritas con problemas de drogas, delincuencia y desadaptación general.
La película no tiene un guión endemoniado, precisamente, sino todo lo contrario, porque es tan normal, rutinaria y habitual que más bien aburre.
Nell trata de llevar una vida corriente y trabaja de mucama, coquetea con un joven, se lleva bien con sus otras compañeras y la única forma de romper con la monotonía son los golpes de efectos y la banda sonora.
La película está repleta de sombras en las esquinas, puertas que se abren, escalinatas y espejos, y cada una de esas secuencias termina con algún sonido sorpresivo, desde radios que se encienden solas a campanillas de teléfono, para dar a entender la cercanía de Abalam, un espíritu maligno, lujurioso y juguetón, que busca aparearse con sus víctimas.
Esta es una película de rango muy menor y de pronto divertida a su pesar, porque la única sorpresa del guión es una idea afiebrada: Abalam estaría enamorado y eso lo convierte en un demonio celoso y aún más peligroso.
En "La profecía del no nacido" (2009) lo memorable fue el ritual del exorcismo judío, practicado por el rabino Sendak (Gary Oldman).
En "El último exorcismo. Parte II" existe una práctica del tipo vudú más artesanal, porque son tres los integrantes y ninguno demasiado convencido, porque no están en los rangos del santón o la sacerdotisa, aunque también es verdad que hacen lo que buenamente pueden.
El guión se hace delirante cuando se lleva a cabo el exorcismo, porque lo primero es sacar al diablo del cuerpo de Nell y lo segundo debe ser rápido e inmediato: traspasar el demonio al cuerpo de una gallina castellana que inocente cacarea desde una jaula, porque no sabe lo que viene para ella.
El tercer paso es una solución final imperdible y difícil de tragar: matar a la gallina y también al demonio de Abalam.
El cuarto paso es simple curiosidad intelectual: ¿cómo se distingue una gallina poseída de una no poseída? La pregunta es como el exorcismo y la película: inútil.
"The last exorcism. Part II". Estados Unidos, 2013. Director: Ed Gass-Donnelly. Con: Ashley Bell, Spencer Treat Clark, David Jensen. 88 minutos. Mayores de 14 años.