Este documental chileno de los directores Catalina Vergara y Cristián Soto tiene dos puntos que chocan entre sí. Por un lado, es un hermoso diaporama, con una bellísima fotografía sobre lo que ocurre en un asilo de ancianos dejado de la mano de Dios. Por el otro, es una historia sin historia -incluso los documentales tienen historia- y todo el gesto dramático descansa en la belleza de las imágenes que, hay que decirlo, no alcanza para conocer el mundo que se nos presenta.
Dentro de este microcosmos la locución de un anciano en una radio interna es una manera demasiado artificial para hilar un argumento inocuamente contemplativo. Este documental tiene todo para ser un excelente reportaje gráfico, pero le falta mucho para ser una excelente película. Documental. 2012. 90 minutos. TE.