Señor Director:
En este medio, el señor
Mario Waissbluth señaló que el Bono por Logro Escolar -iniciativa del Gobierno actual que premia al 30% superior de las notas de estudiantes de entre 5° básico y cuarto medio- es "una nueva mercantilización de la educación, una aberración pedagógica y ética de negativas consecuencias para alumnos, las familias y los profesores".
A la afirmación del señor Waissbluth le puedo contestar que, al igual que muchas otras iniciativas impulsadas por el actual Gobierno, este bono tiene entre sus principales objetivos premiar el esfuerzo y mejorar el desempeño escolar. En este sentido, me pregunto si puede considerarse como una aberración enseñarle a un niño, desde que tiene 11 años, que el sacrificio y el trabajo duro tienen sus recompensas. Para lograr el bono, los jóvenes deben alcanzar buenos resultados. Generalmente esto ocurre cuando se asiste a clases y uno se esfuerza al máximo. Por lo tanto, se beneficia al alumno al reconocer su trabajo, a los profesores al incentivar la participación en las diversas materias, y se beneficia a la familia del alumno al poder contar con más recursos para el día a día.
En cuanto al papel de la competitividad y el desarrollo de las competencias socioemocionales -tema que trata a propósito de la
columna de la señora Neva Milicic en la revista Ya-, creo que el desarrollo de estas capacidades depende de las familias, y no de los establecimientos académicos, ya que el deber de estos últimos es educar y tratar de lograr excelencia en su trabajo. Es lo menos que Chile puede pedir. Ahora bien, esto no significa una despreocupación absoluta de las competencias socioemocionales, y creo sinceramente que el bono no apunta en esa línea ni logra dicho efecto.
Benjamín Pilasi M.Abogado