Se sabe hace mucho que el régimen chavista en Venezuela ejerce un control férreo y crecientemente asfixiante sobre los medios de comunicación. Primero les tocó a las compañías privadas de televisión abierta, que paulatinamente fueron desapareciendo en manos del oficialismo. La última, Globovisión, fue comprada por empresarios favorables al régimen, con lo que ya no quedan canales de noticias independientes. Y ahora se sabe de la intención de comprar diversos periódicos, como el importante vespertino "Últimas Noticias".
El director del prestigioso diario "El Nacional" denunció hace unos días que en forma progresiva el gobierno trata de sofocar a la prensa: "Primero, no tenemos un centímetro de publicidad oficial. Después viene la amenaza permanente con todo lo que tiene que ver con permisos. Y luego el ataque sistemático a través de los medios de comunicación del Estado, incluida la prohibición de leer el periódico en sitios públicos".
El cuadro que esboza el director Otero es preocupante, y tanto más cuando advierte que el próximo objetivo pueden ser las redes sociales. Se sabe que durante la campaña electoral internet fue clave para transmitir el mensaje de la oposición, pues esta tenía poco acceso a los medios. De hecho, el líder opositor Henrique Capriles abrió un canal de TV para poder llegar al público con declaraciones y entrevistas que no podrían haberse hecho ni transmitido sino a través de este medio.
Es difícil que el gobierno de Nicolás Maduro, quien no tiene el carisma ni el poder de Hugo Chávez, quiera arriesgarse a recibir el repudio interno e internacional ante una guerra cibernética. Pero no se debe descartar que lo haga más adelante. De hecho, durante la elección presidencial de abril, internet estuvo "caída" durante una hora, sin explicaciones técnicas.
Hasta ahora no se sabe de blogueros detenidos o acusados por el gobierno, ni tampoco de cuentas intervenidas en las redes. Pero el llamado que hizo la semana pasada la ministra de Asuntos Penitenciarios -la misma que advirtió a Capriles que le tenía una celda lista- puede ser elocuente y amenazante. En Twitter escribió: "Compatriotas: cancelen sus cuentas en Facebook, ya que sin saberlo han trabajado gratis como informantes de la CIA. ¡Revisen caso Snowden!".
Así, la guerra contra "el imperio" -Estados Unidos- podría en cualquier minuto ser un buen pretexto para comenzar a censurar las redes sociales.