La pulcra y cuidada puesta de Ramón López, el solvente elenco y la vivaz música de Nano Stern ayudan a que "Acción armada" se pare en escena con corrección desplegando su interés potencial. ''Teatro dentro del teatro'', la ficción -sobre un director relegado en un pueblo chilota, que monta con aficionados del lugar una obra ''patriótica'' para el acto cultural que festejará el décimo aniversario del gobierno militar- se puede seguir así con claridad.
Pero a medida que avanza, revela que la dramaturgia -de Andrés Kalawski- es un texto por encargo que intenta con laborioso esmero satisfacer los distintos planos de su ambicioso propósito. Que es al menos triple: conmemorar los 70 años del Teatro de la UC y los 40 del golpe de estado, y rendir un tributo a quienes hacen teatro en las condiciones más adversas.
En hora y media, la docena de escenas breves y esquemáticas quiere retratar -con solo 5 personajes- la experiencia de la relegación y la vida en dictadura en Chiloé, tanto como el proceso de montaje vocacional de una obra. En ambos aspectos manifiesta un ánimo ilustrativo y hasta didáctico. El relato se apega a "Ánimas de día claro", de Alejandro Sieveking, la pieza elegida, un clásico que el Teatro Nacional ofreció recién en una lograda versión; muestra ensayos de escenas y discusiones acerca de su enfoque y significado, homenajeando además al equipo de su estreno original (en el conjunto de la U. de Chile).
Con dos ingratos forzamientos, uno de la convención narrativa y otro de sentido. Poco a poco se deduce que la intención nunca fue dar la pieza entera sino un recorte de ella, por cuanto solo vemos tres de sus personajes (de la docena de esa comedia). Tras un elaborado rodeo termina por asociar las fantasmales viejitas con los detenidos desaparecidos, y el teatro de resistencia política con una obra escrita en los años 60 en una contingencia muy diferente.
En su tramo final el texto incluye un largo monólogo al público que explica el título y saca conclusiones digeridas de la propuesta, descalificando las facultades del espectador. A último minuto, la obra invariablemente naturalista sufre un súbito quiebre de estilo con una discutible imagen simbólica.
A los boceteados personajes se les puede reconocer y seguir, pero no adherir a ellos: no hay emoción en el relato. Lejos lo mejor del total es la tercera escena, la única con mayor desarrollo dramático, que refleja logradamente el clima de temor y amenazas veladas en el periodo; en ella Ramón Núñez y Blanca Mallol lucen su acabado oficio. Pablo Macaya prueba al menos cuatro variantes de su rol, sin hallar su personaje (ni el tono de comedia).
Teatro UC. Jorge Washington 26. Jueves a sábado, a las 20:30 horas. Entradas: $7.000 General, $5.000 3° Edad y Convenios, $3.500 Estudiantes.