A 15 días de las elecciones primarias, ya se perfilan con cierta claridad los contornos de la decisión presidencial de fines de año.
En su debate del pasado jueves, los dos candidatos de la Alianza mostraron espíritu unitario y visión común. Podrán algunos optar por la apelación partidista de Pablo Longueira al fortalecimiento de lo que llama "la centroderecha popular" por sobre mi opción preferida -el llamado de Andrés Allamand a construir una gran mayoría con los sectores de centro y los independientes-, pero ambos se vieron convencidos del buen rumbo económico y social que lleva Chile y del riesgo de hacer marcha atrás si la Concertación retorna a La Moneda.
La Alianza enfrenta el desafío electoral de este año no solo confiada en sus ideas, sino que también respaldada por los logros económicos y sociales de su primer gobierno. A los votantes les ofrece un camino conocido para seguir creciendo a través del emprendimiento y la innovación, mejorando progresivamente las oportunidades de empleo y de ingresos, reduciendo de verdad la pobreza y la desigualdad, combatiendo los abusos de poder -vengan de donde vengan- con libre competencia y transparencia. El desafío es fraguar las alianzas políticas necesarias para seguir adelante.
La Concertación ofrece un panorama muy distinto. Enfrentadas sus cuatro cartas el lunes pasado, más allá del buen trato, mostraron diferencias de fondo: sobre cómo y qué reformar de la Constitución; sobre sus valores; sobre si la universidad debe o no ser gratuita; sobre si hace o no sentido acabar con las AFP, o bien crear una estatal. Esa diversidad puede serle favorable en lo electoral, porque hay un amplio arco de votantes, desde la izquierda nostálgica de los sesenta hasta los nuevos liberales del siglo XXI, pasando por socialcristianos, que pueden encontrar en ella alguien o algo que los represente. Pero, desde la perspectiva de informar al electorado de las consecuencias del voto, la estrategia parece publicidad engañosa. Tal vez un "Sernac electoral" debería intervenir para hacer más transparente la ambigua oferta política de esta coalición.
Pero todos sabemos que votar por cualquier candidato de la Concertación es votar por Michelle Bachelet, segura ganadora de su primaria. En el foro, ella ofreció un gobierno muy distinto del que le conocimos: romper los "cerrojos constitucionales" para hacer cambios de fondo, limitar la opción por la educación particular subvencionada, universidad gratuita también para estudiantes ricos, AFP estatal. Que nadie después alegue no haber sido advertido.