Señor Director:
La decisión de TVN de transmitir el programa "Una belleza nueva" los domingos a las 8:00 AM ha hecho que
Cristián Warnken resuelva no continuar haciendo el programa, por plantear condiciones indignas y, por ello, inaceptables. Me imagino el dolor que tal determinación le produce a su conductor, pero quiero manifestar que mayor es el pesar que tenemos los chilenos ante esta situación.
Las alternativas de programas que nos hagan pensar, que nos ayuden a mirar la vida desde otra perspectiva, que nos permitan conocer personajes creativos y sensibles a diferentes realidades humanas o que nos deslumbren con rayos de belleza inéditos y fugaces son virtualmente inexistentes en nuestra programación televisiva nacional. En este escenario, el programa de Cristián Warnken ha sido una luz ante tamaño marasmo cultural.
Es inevitable preguntarse ¿por qué? Y la respuesta no es simple ni tiene relación solo con una estación de televisión determinada. Las dificultades que tienen las compañías teatrales, los bajos índices de lectura, la inexistencia de espacios para la cultura a lo largo y ancho de nuestro territorio, por mencionar algunos ejemplos, sirven para ilustrar que estamos en presencia de un problema de profundas dimensiones.
Sin embargo, existe una ineludible responsabilidad en el ámbito audiovisual cuando el medio en cuestión es de naturaleza estatal, por su enorme potencia comunicacional, que lo obliga a asumir un rol diferente. No es argumento decir que, por tener las mismas exigencias que la televisión comercial, TVN no puede hacer diferencias y solo le corresponde buscar "rating" en cada programa que emite. Entonces, si va a hacer exactamente lo mismo que el resto, ¿con qué fin existe la televisión pública?
El sentimiento de pérdida que nos va a dejar la ausencia de Cristián Warnken y su programa "Una belleza nueva" en TVN no se alejará fácilmente. Queda la esperanza de que su palabra, como la voz que trae el viento, no será silenciada.
Hernán Larraín F.
Senador