Durante los dos primeros tercios de su metraje, este documental es una investigación en un misterio. La cineasta Teresa Arredondo, sobrina de Sibila Arredondo de Arguedas, una mujer que luego de separarse del poeta chileno Jorge Teillier se casó y enviudó del escritor indigenista peruano José María Arguedas, y que desde 1985 estuvo en prisión por 14 años y seis meses, acusada de ser miembro de Sendero Luminoso, intenta saber quién fue su tía, por qué la ocultaron de sus recuerdos y qué causas la motivaron en el conflicto peruano.
Es, pues, un misterio familiar, y Teresa Arredondo lo aborda como tal: en primera persona, a través de sus recuerdos de infancia, interrogando a sus padres, tíos y primas. Lo primero que descubre es que sus padres, un chileno exiliado y una peruana, y sus familiares decidieron, con una mezcla de enojo y vergüenza, aislarla de sus recuerdos después de la condena penal que se le impuso en Lima. Aunque fue sentenciada por la dudosa institución de los "jueces sin rostro" creada por Fujimori, la familia asimiló que Sibila era, en efecto, una senderista.
La única que mantuvo viva una tenaz y solitaria defensa de Sibila, a pesar de considerar que estaba "equivocada", fue su madre, la escritora Matilde Ladrón de Guevara. La "sanitización" familiar contrasta con el hecho de que Sibila es parte de un árbol poblado por artistas e intelectuales de izquierda. La película sugiere que su incorporación a la actividad política deriva de un "mandato" de Arguedas (aunque este no tuvo militancia reconocida) y de su experiencia posterior en Huancayo, la convulsa zona central de Perú.
El misterio se hace más y más denso con la acumulación de testimonios, la mayoría de los cuales no simpatiza con su posición. Pero en el último tercio el misterio se materializa: la cineasta entrevista a su tía cuando ya tiene 75 años. Ella no desmiente su militancia. Niega la existencia de Sendero Luminoso, afirma que era un partido político y que no ejercía el terrorismo, sino que participaba de una guerra "popular". Desde luego, es una interpretación muy singular para tratarse de un movimiento que sembró el terror (o la guerra) durante los 12 años más violentos de la historia peruana.
Al fin, el misterio no parece tal. Sibila responde a su sobrina con generalidades ideológicas, a ratos la descalifica ("¡Hablas con la boca de Bush!"), y cuando la cineasta le pregunta si cree que en unos años más podrá comprenderla, se defiende con una moral de circunstancia: "Depende lo que te toque vivir". El misterio se desvanece con poco interés.
Lo interesante de Sibila es que se trata de una especie de documental al revés. La protagonista nunca se ve, habla desde fuera del campo y muestra las reacciones de sus entrevistados a sus propias palabras. Registra su propia experiencia de intelección, su perplejidad, sus dudas. La cámara es un espejo donde el sujeto no aparece, pero está ahí, detrás, como una fantasmagoría. El misterio más sugerente no es Sibila, sino ese salvaje y vacilante esfuerzo de introspección.