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Sábado 30 de marzo de 2013
Corea del Norte se declara en "estado de guerra" contra el Sur
Pyongyang aseguró que todos los asuntos intercoreanos serán tratados como si estuvieran en un conflicto armado.
El régimen norcoreano anunció hoy que entró en "estado de guerra" contra Corea del Sur y que todos los asuntos intercoreanos serán tratados como se hace durante un conflicto armado. Fue la última de una serie de estridentes amenazas que el régimen de Pyongyang ha venido lanzando casi a diario, desde que a principios de mes comenzaron unas maniobras militares de Corea del Sur y Estados Unidos en la península y se endurecieron las sanciones económicas internacionales por su plan de armamento nuclear.
"La situación que prevalece desde hace mucho tiempo, según la cual la península coreana no en está guerra ni en paz ha terminado", señaló esta mañana (anoche en Chile) la declaración especial atribuida a todas las instituciones del gobierno. Las dos Coreas han permanecido técnicamente en guerra desde 1953, cuando firmaron acuerdos de no agresión y un armisticio que puso en suspenso el conflicto que comenzó en 1950. Sin embargo, hace algunas semanas el Norte declaró nulos todos esos pactos. El "estado de guerra" declarado ayer implica la existencia de acciones armadas hostiles, sin necesidad de que se haya declarado formalmente la guerra.
En la primera reacción a la declaración, Estados Unidos dijo que se toma "en serio" la nueva amenaza de guerra.
El comunicado emitido por la agencia oficial KCNA advirtió además de un "combate a gran escala" más allá de la región si Corea del Sur y EE.UU. continúan con sus actividades militares en la zona desmilitarizada en la frontera del paralelo 38, en referencia a los ejercicios conjuntos Foal Eagle.
El gobierno de Kim ha elevado el tono de su retórica belicista en las últimas semanas, anuló el armisticio y ha amenazado con atacar Corea del Sur, las bases de Estados Unidos en Asia, así como Hawai y su territorio continental. Ayer, el régimen ordenó alistar los misiles para un eventual ataque. Además, Pyongyang ya había cortado las últimas líneas telefónicas oficiales (civiles y militares) con el Sur, asegurando que ante la posibilidad de una guerra "ya no es necesario comunicarse".
En un esfuerzo por demostrar que sus decisiones son respaldadas por el pueblo norcoreano, el gobierno convocó a una manifestación en el centro de Pyongyang donde se reunieron miles de soldados, ex combatientes, trabajadores y estudiantes que juraron lealtad a su "líder brillante". "¡Saquemos las armas y las bombas por nuestro respetado líder Kim Jong-un!", gritaron con el puño en alto.
Advertencia de aliados
Aunque las amenazas norcoreanas no están dirigidas a ellos, Rusia y China (el último aliado de Pyongyang) habían alertado ayer que la situación podría salirse de control.
Beijing, el único aliado de Norcorea, pidió "esfuerzos colectivos" para reducir la tensión en la península. Mientras que el canciller ruso, Serguei Lavrov, llamó a todos a "abstenerse de mostrar su fuerza militar y a no usar la situación para alcanzar objetivos geopolíticos por medios militares".
Hasta ahora, los expertos han dicho que el régimen de los Kim no tiene la capacidad armamentística para respaldar sus advertencias. Pyongyang tiene misiles de corto y medio alcance que podrían complicar la situación en la península coreana e incluso en Japón, pero no hay evidencias de que tenga misiles de largo alcance capaces de llegar a tierra estadounidense, a Guam o a Hawai.Si sus misiles están operativos, algo que no es posible de verificar, el de mayor alcance podría llegar a las costas de Alaska.
Otros analistas creen que es posible que Norcorea lance un ataque de baja intensidad, como los bombardeos convencionales ocurridos en unas islas fronterizas en 2010.
Sin contactos directos con Pyongyang, Occidente difícilmente puede saber qué busca Kim. Observadores han señalado que el joven líder -en el cargo hace poco más de un año- está demostrando que es él quien lleva las riendas del poder, un mensaje que puede servir tanto para validarse ante su pueblo, como para presionar a las potencias a sentarse a negociar sobre el programa nuclear a cambio de ayuda económica.