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Editorial
Miércoles 20 de marzo de 2013
Bachelet deja ONU Mujeres
Ahora ella deja de ser funcionaria internacional y pasa a ser un factor obviamente importante en la política chilena. Está ante una nueva realidad y es esperable, por tanto, que fije posiciones, defienda planteamientos y explique sus propuestas en la nueva realidad chilena...
La ex Presidenta Bachelet ha anunciado su renuncia a ONU Mujeres, presumiblemente para asumir la precandidatura presidencial en las primarias del 30 de junio próximo. Culminan así casi tres años de trabajo al frente de la principal división de las Naciones Unidas en materia de igualdad de género y empoderamiento de la mujer. Su creación fue aprobada en 2010, para reunir en esa instancia recursos y mandatos que hasta ese momento estaban dispersos. A la ex Presidenta Bachelet le correspondió poner en marcha la nueva entidad, que significó la fusión de la división para el Adelanto de la Mujer (DAW), el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación para la Promoción de la Mujer (Instraw), la Oficina del Asesor Especial en cuestiones de género (Osagi) y el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem).
No resulta fácil un balance de su gestión, por cuanto este organismo está dando sus primeros pasos. No obstante, los datos preliminares muestran algunos logros. Por de pronto, la fusión de las distintas reparticiones se ha conseguido aceptablemente. Sin que ellas hayan perdido del todo su individualidad anterior, se ha creado una entidad reconocible en todo el mundo, que ahora deberá esforzarse por traducir ese reconocimiento en progresos efectivos para la mujer. "Lo fácil" será abogar por los derechos de ella en democracias que operan, con Estado de Derecho y libertad de expresión. "Lo difícil" será mejorar las condiciones inaceptablemente desmedradas a que está sujeta en innumerables países sin dichos elementos. En todo caso, ONU Mujeres ha logrado visibilizar el tema de género, y de alguna forma ha contribuido a incluirlo entre las líneas prioritarias de las políticas y debates internacionales.
A nivel operativo, es destacable el esfuerzo durante la gestión de Bachelet por atraer fondos privados de diversas instituciones y empresas multinacionales, como Coca Cola o Microsoft. Y si bien los montos recaudados fueron relativamente bajos, cabe recordar que ese resultado está influido por la crisis internacional de los últimos años.
En términos político-diplomáticos, la última actividad de Bachelet logró articular un acuerdo sobre los derechos de las mujeres, que aunque no contiene aspectos especialmente ambiciosos, fue aprobado por casi 200 gobiernos. Hubo resistencia a aprobar la declaración por parte de algunos países islámicos, como Irán y Sudán, y también de Rusia y el Vaticano, pero finalmente concordaron en un documento de 17 páginas.
En suma, la ex Mandataria agregó este crédito internacional a su trayectoria. Interesante es notar que sus funciones le permitieron conocer la realidad de muchas naciones -más de 50-, experiencia sin duda muy valiosa para cualquier figura activa en la vida pública. Su dejación del cargo, sin embargo, se vio empañada por una información tendenciosa de la página web de la ONU, que si bien fue corregida a las pocas horas, da cuenta de una falta de prolijidad que -innecesario es decirlo- nada tiene que ver con ella.
Los aspectos positivos de la gestión Bachelet en la ONU, sin embargo, no pueden extrapolarse automáticamente a la campaña presidencial chilena. Ahora ella deja de ser funcionaria internacional y pasa a ser un factor obviamente importante en la política chilena. Está ante una nueva realidad y es esperable, por tanto, que fije posiciones, defienda planteamientos y explique sus propuestas al país. Después de casi cuatro años, la situación de este es hoy mucho más rica, compleja y desafiante, y muy distinta de la de 2010. .