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Editorial
Domingo 03 de marzo de 2013
Universidades chilenas, doctores internacionales
En Chile, históricamente ha habido una importante participación extranjera en momentos clave de nuestras instituciones. Así se registró por ejemplo, al terminar el siglo XIX, con una misión de profesores alemanes que tuvieron una intervención decisiva en la época del nacimiento del Instituto Pedagógico...
Durante el primer semestre de este año se incorporará más de medio centenar de doctores españoles a una universidad chilena, la Universidad Autónoma. En su afán por buscar nuevas formas de alcanzar un rápido desarrollo, los planteles superiores privados han procurado llenar las vacantes en sus cargos con doctores extranjeros, pues si bien el número de estudiantes de doctorado chilenos no es bajo, su formación requiere un paulatino esfuerzo que tardará algunos años en alcanzar el número suficiente. Por otra parte, la situación económica que enfrentan diversos países europeos no permitirá, durante algún tiempo, un desarrollo acelerado de sus centros académicos, para lo cual habían estado preparando a sus cuadros. Se ha creado así una oportunidad para un país como Chile, que puede exhibir una economía sólida, con universidades en crecimiento acelerado, dotado de una diversidad de programas de estudios superiores y que puede ofrecer satisfactorias condiciones de vida a un científico o profesional europeo.
El programa concreto que se ha anunciado consistió primeramente en ofrecer cargos a doctores chilenos, quedando seleccionados 30 postulantes. En una segunda instancia se llamó a un concurso internacional, exigiendo los estudios correspondientes y el dominio del idioma español. Naturalmente, tales condiciones favorecieron la presencia de doctores españoles, quienes junto a mexicanos, colombianos y otros llenaron las plazas en oferta, que superarán las 200 en los próximos años.
En Chile, históricamente ha habido una importante participación extranjera en momentos clave de nuestras instituciones. Así se registró por ejemplo, al terminar el siglo XIX, con una misión de profesores alemanes que tuvieron una intervención decisiva en la época del nacimiento del Instituto Pedagógico. Las actuales condiciones económicas del país, que lo ponen en las puertas del desarrollo, constituyen un momento propicio para intentar nuevamente una inyección de experiencia foránea. Desde luego, Chile se ahorra el gasto en tiempo y recursos de la formación del último ciclo, el más complejo para un profesor universitario. A la vez, infunde en los jóvenes doctores extranjeros un interés por los problemas nacionales, que en muchos casos los acompañará durante todas sus vidas, y, evidentemente, aprovecha su formación y sus experiencias, transmitiéndolas a los estudiantes chilenos. Muchos de los profesores que respondieron al llamado iniciarán acá su carrera académica, lo que puede traducirse en que permanezcan en Chile y dediquen sus actividades a nuestro país. Así sucedió con los profesores alemanes en el siglo XIX.