Esta película comienza en la penumbra, con grabaciones de las víctimas del ataque a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001. Es una primera advertencia: no veremos algo neutral. Y no podría ser de otro modo, porque es el relato de una obsesión: la de la analista de la CIA Maya (Jessica Chastain) por cazar a una presa elusiva a lo largo de diez años.
El inicio del relato es terriblemente confuso, oscuro y violento. El agente de la CIA Dan (Jason Clarke) mantiene en un "sitio oscuro" a uno de los financistas del ataque; el interrogatorio no ahorra la tortura y unos pequeños gestos de Maya sugieren que esos métodos le disgustan, aunque nunca los critica.
De aquí en más, la intriga carece de centro: las reuniones de los agentes mencionan Pakistán, Arabia Saudita, Jordania, Afganistán, Kuwait, incluso Polonia e Inglaterra. Más que un mapa, un puzzle. Pero el torturado Ammar, ya quebrado, revela un nombre: Abu Ahmed al-Kuwaiti, figura importante en la estructura de Al Qaeda.
Dos temas empiezan a emerger por debajo de las fluctuaciones narrativas: el primero es el contraste entre los interrogatorios salvajes de sus colegas hombres y los análisis solitarios de Maya (no obstante que usa las grabaciones de esos mismos interrogatorios); el segundo es la creciente certeza de Maya de que este es un verdadero juego de inteligencia y que por eso, en contra del sentido común, Osama bin Laden no seguirá los patrones de comportamiento que tuvo antes de los atentados; no estará hundido en una cueva de Afganistán, sino que seguirá el principio de que la mejor manera de resultar invisible es permanecer a la vista.
En el intertanto, Al Qaeda aprieta su propia soga con nuevos atentados: un ataque en Hobar, en Arabia Saudita, atentados simultáneos en el Metro de Londres, bomba en el Hotel Marriott de Islamabad, atentado con vehículo en el Champ Chapman de Afganistán. Maya no se pierde: busca a su presa entre todos los indicios, falsos y verdaderos.
Y llega a él manteniendo sus supuestos: Osama bin Laden no está en una cueva, sino que vive en un cómodo chalet de Abbottabad, en Pakistán. En la reunión decisiva, cuando el jefe de la CIA (James Gandolfini) pregunta por las posibilidades de que el jefe terrorista esté allí, Maya es la única que afirma que tiene un 100% de certeza.
La directora Kathryn Bigelow muestra el mismo entusiasmo militarista que desplegó en su exitosa Vivir al límite, y dedica los últimos 35 minutos de su película al asalto de los SEAL a la casa de Bin Laden. Pero su historia no es esa, sino la de un laberinto personal, la tormentosa manera en que una mujer se enfrenta a solas a inteligencias masculinas altamente entrenadas en la violencia.
Zero dark thirty.Dirección: Kathryn Bigelow. Con: Jessica Chastain, Joel Edgerton, Jason Clarke, Kyle Chandler, James Gandolfini. 157 minutos.