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Editorial
Jueves 14 de febrero de 2013
Éxito peruano, lecciones para Chile
Los gobiernos de los presidentes Toledo, García y Humala han propiciado un clima amistoso para la inversión, con costos laborales razonables para que los privados puedan emprender y crear puestos de trabajo...
En la última década, la economía peruana ha exhibido logros tan importantes, que la han vuelto a situar entre las más dinámicas de la región -como lo estuvo en pasadas épocas históricas-. Sus exportaciones se han multiplicado por cinco desde 2003, mientras las chilenas lo han hecho por menos de cuatro. Aunque la demanda interna ha tenido un desempeño similar en ambos países entre 2010 y 2011, en 2012 tanto el consumo como la inversión en Perú han registrado un alza de 7,4% a septiembre, en 12 meses, logrando Chile un avance de 6,5% en igual período. En cuanto a la inflación y el empleo, los indicadores peruanos han mostrado mejores resultados que los chilenos durante la primera década de este siglo, aunque desde 2010 en adelante ambos han tendido a coincidir en niveles adecuados.
Todos los factores mencionados permitieron que en cada año de la última década -salvo 2004- la economía peruana creciera más que la chilena. Entre 2002 y 2012, Perú se expandió a un ritmo de 6,4% anual en promedio, versus el 4,4% de Chile. Más aún, el Producto Interno Bruto peruano lleva creciendo 14 años en forma ininterrumpida, mientras que el chileno ha atravesado por dos recesiones (1999 y 2009) en ese período. Como resultado de ese extraordinario desempeño, y con una población 70% mayor que la chilena, el tamaño de la economía vecina superó marginalmente en 2011, y con claridad en 2012, el PIB de Chile, medido a paridad de poder adquisitivo. Esta manera de medirlo es la más adecuada para comparar países, según distintos especialistas, pues, al tomar una canasta de monedas para un conjunto de factores, evita las distorsiones específicas que causan los cálculos con el tipo de cambio de mercado.
Para Chile es positivo que nuestro vecino esté avanzando a este ritmo. Perú es el undécimo destino de las exportaciones chilenas (por sobre Canadá, México o Argentina) y el primer receptor de inversión nacional en el exterior en los últimos años, con excepción de 2012, y tercero histórico entre 1990 y 2011. Un socio comercial dinámico genera sinergias positivas para las empresas de ambos países y para la generación de empleos. El éxito económico peruano es, por lo tanto, materia de satisfacción para Chile, pero también un llamado de advertencia sobre aquello que nuestro país necesita para retomar una senda de crecimiento aun mayor.
La propia Constitución del Perú explicita que tiene un régimen de economía social de mercado, que protege y garantiza la libertad de trabajo y de empresa. A partir de esos preceptos, los recientes gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala han propiciado un clima amistoso para la inversión, con costos laborales razonables para que los privados puedan emprender y crear puestos de trabajo. A diferencia de lo ocurrido en la década de 1980, en Perú se promueve hoy la llegada de capitales extranjeros y a los empresarios se les permite innovar para tornarse más competitivos. Las autoridades aseguran una estabilidad jurídica e institucional que da confianza a actores externos. En definitiva, el sector privado es un aliado del progreso peruano y no una barrera para éste.
Perú aún tiene mucho que avanzar en indicadores de desarrollo humano, educación y formalidad, entre otros desafíos. Pero esas tareas, en las que nuestro país lleva indudable ventaja, deben servir de acicate para perseverar en la apertura comercial, la promoción de los negocios y la flexibilidad del mercado laboral para el desarrollo económico general de un país. Chile debe mirar atentamente el modelo peruano de crecimiento, que permite progresos innegables para su población, y por eso mismo, para el conjunto de su economía.