En su última misa pública como Papa antes de dejar su pontificado el 28 de este mes, Benedicto XVI advirtió sobre las divisiones y rivalidades que afectan a la Iglesia e hizo un llamado a la unidad.
"Pienso en particular en las culpas contra la unidad de la Iglesia, en las divisiones en el cuerpo eclesial. Vivir la Cuaresma es una más intensa y evidente comunión eclesial, superando individualismos y rivalidades, es un signo humilde y precioso para aquellos que están lejanos o indiferentes ante la fe", dijo el Papa durante su homilía del Miércoles de Cenizas.
Ante las miles de personas que se congregaron dentro y fuera de la Basílica de San Pedro para estar en la misa, el Papa destacó la importancia del testimonio de fe y vida cristiana para mostrar "el rostro de la Iglesia", el cual es, dijo "a veces, desfigurado".
Un momento de gran emotividad se produjo durante la ceremonia cuando, por varios minutos, los asistentes ovacionaron fuertemente a Benedicto XVI, quien el lunes anunció su renuncia. "¡ Viva il Papa !", le gritaban los fieles, que aplaudían y ondeaban banderas. Habían llegado horas antes a la plaza y llenaron el espacio reservado para un público de 12.000 personas.
"Gracias, ahora regresemos a la oración", dijo el Pontífice para poder continuar su misa luego que el discurso fuera interrumpido. Y en un gesto inusual, los obispos presentes se quitaron las mitras de sus cabezas para manifestar su respeto al Papa. Algunos de ellos incluso lloraron conmovidos, comentó Reuters. Mientras, las aclamaciones hicieron sonreír al Pontífice tanto a su llegada como al término de la audiencia.
Y el Pontífice aprovechó la ocasión para manifestar su agradecimiento por el apoyo de los fieles ante su decisión. "Para mí es una oportunidad propicia para agradecer a todos, especialmente a los fieles de la diócesis de Roma, mientras me preparo para concluir el ministerio petrino, y pedir que me recuerden especialmente en su oración", comentó en los primeros momentos de la misa.
Sin embargo, instó también a la autenticidad en la actuación de los cristianos, enfatizando que su testimonio será más "incisivo" mientras menos busque su gloria.
"Jesús subraya cómo debe ser la calidad y la verdad de la relación con Dios, lo que califica la autenticidad de cada gesto religioso. Por esto, él denuncia la hipocresía religiosa, el comportamiento que quiere aparecer, las actitudes que buscan el aplauso y la aprobación. El verdadero discípulo no se sirve a sí mismo o al público, sino a su Señor, en la simplicidad y en la generosidad", dijo.
Tristeza en la Iglesia
Una vez que el Papa terminó su homilía, el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, le manifestó públicamente el sentimiento de tristeza que provocó en la Iglesia la noticia de su renuncia y aseguró que su decisión ha sido recibida en el mundo entero con gran conmoción.
"No seríamos sinceros, Santidad, si no le dijéramos que hay un velo de tristeza en nuestros corazones", comentó.
Bertone agradeció además el trabajo realizado por el Papa durante sus ocho años a la cabeza de la Iglesia Católica. "Gracias por darnos el ejemplo de trabajador sencillo y humilde en la viña del Señor", dijo el cardenal, haciendo eco de palabras que el propio Ratzinger utilizó luego de su elección en 2005.
En la mañana durante la audiencia general, su primera aparición pública tras anunciar su renuncia, el Papa fue recibido por miles de personas en la sala Pablo VI del Vaticano, a quienes aseguró que tomó la decisión "en plena libertad para el bien de la Iglesia, después de haber orado largamente y tras examinar mi conciencia ante Dios". Agregó entonces que es "profundamente consciente de la gravedad de este acto, pero, al mismo tiempo, consciente de no tener ya la capacidad de ejercer el ministerio petrino con el vigor que el mismo requiere".
Por su parte, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó que el cónclave en el que será elegido el próximo Papa podrá comenzar entre el 15 y el 20 de marzo, de acuerdo a lo estipulado por las reglas del vaticano para la vacancia del pontificado.