Woody Allen continúa su ciclo de euroturismo, que ya ha pasado por Londres, Barcelona y París. Ahora va a Roma, confirmando su afecto por las grandes ciudades y su rumoroso tránsito de afectos, neurosis, amoríos y decepciones. Comienza, como manda el arquetipo, con el "Volare" de Domenico Modugno. Y desde allí desarrolla cuatro historias entrelazadas, de las cuales se desprenden fragmentos de otras tantas.
En la primera, el arquitecto John (Alec Baldwin) recorre las calles donde vivió como estudiante y de paso conoce al joven Jack (Jesse Eisenberg), que trata de cortejar a una chica y desoye los consejos que -convertido en una especie de ángel invisible- le ofrece John para evitarle una decepción. En la segunda, el director de orquesta Jerry (Woody Allen) descubre que su futuro consuegro, Giancarlo (Fabio Armiliato), posee una poderosa voz de tenor... pero sólo cuando canta en la ducha.
Una tercera historia involucra a dos recién casados de provincia, Antonio (Alessandro Tiberi) y Milly (Alessandra Mastronardi), que se pierden en la ciudad y viven aventuras paralelas. La última refiere la peripecia de Leopoldo (Roberto Benigni), un hombre corriente que por razones inexplicables se convierte en una celebridad y es asediado por los medios de comunicación.
Ninguno de estos relatos es serio, ni mucho menos profundo. Son pequeños chistes entrelazados, un paseo divagatorio por los temas que resultan tan caros a Woody Allen pero que por lo general carecen de mayor interés incluso cuando tienen cierto encanto (no es este el caso). Italia y Roma son aquí sólo una postal y la fascinación que declara la película no está por encima de la de un turista casual, como no lo estaba en Barcelona y en París.
Con las posibles excepciones de Match Point y El sueño de Cassandra, el ciclo europeo de Allen ha sido más bien desastroso: Scoop, Conocerás al hombre de tus sueños, Vicky Cristina Barcelona y Medianoche en París son películas que se asientan entre lo más bajo de su filmografía. A este grupo pertenece también A Roma con amor.
De acuerdo: Woody Allen es un cineasta, piensa en términos de cine y comprende que la mayor parte de los problemas fílmicos se juega en el espacio tridimensional de una pantalla de dos dimensiones. En esto aventajará siempre a las miríadas de cineastas educados en la televisión, que suelen creer que un guión bien armado y unos planos funcionales lo resuelven todo. El problema de Allen está mucho antes que eso. Es que tiene muy poco que decir.
To Rome With Love
Dirección: Woody Allen. Con: Woody Allen, Jesse Eisenberg, Roberto Benigni, Penélope Cruz, Alec Baldwin. 112 minutos.