De las novelas de John Le Carré, se han filmado tres buenas películas: El espía que regresó del frío (1965), Llamada para el muerto (1966) y El sastre de Panamá (2001). En 1977, el británico John Irvin dirigió una serie de siete capítulos sobre la obra magna de Le Carré, Tinker Tailor Soldier Spy (conocida en español como El topo). Estos datos revelan las dificultades de adaptar a uno de los autores más sutiles y complejos del siglo XX y de seguro el mejor en el género del espionaje, un oficio que él mismo realizó bajo cobertura diplomática durante la Guerra Fría. Los espías de Le Carré no son jóvenes, no usan tecnología, no cargan armas poderosas ni saben artes marciales. Su único superpoder es la agudeza para captar las debilidades psicológicas del enemigo, por lo general privadas y secretas, muy a menudo sexuales y sentimentales. Sobre esas fisuras humanas construyen sus delicadas operaciones de engaño, traición y chantaje, y en especial unos enrevesados gambitos donde el objetivo está disimulado bajo varias capas de pistas falsas. El espía condensa Tinker Tailor Soldier Spy en poco más de dos horas, lo cual ha supuesto eliminar muchas de las delicadezas de la intriga. Queda lo central: George Smiley (Gary Oldman), ya retirado, es convocado por Control (John Hurt) y luego por un subsecretario para investigar la presencia de un "topo", un doble agente infiltrado en los más altos niveles del M16, que está traspasando información crítica a los soviéticos (algo que le sucedió a Le Carré con la devastadora deserción del agente Kim Philby en 1965). En el nudo de la filtración está la Operación Brujería, con la cual el servicio secreto británico cree estar capturando secretos de Moscú. Smiley intuye que detrás de todo está Karla, el nombre cifrado de un jefe del KGB cuya inteligencia es igual o superior a la suya. Por eso se prepara para una lucha a distancia, librada a punta de pura astucia, con muy escaso apoyo y sin ningún reconocimiento oficial. Y con una debilidad que lo persigue: su esposa Anne. El sueco Tomas Alfredson (director de la muy estimable Déjame entrar) enfrenta El espía con la precisión y la parsimonia que necesita Le Carré. No se apura con este Smiley viejo que privilegia la reflexión sobre la acción, el intelecto sobre el físico y que carga con dolorosas heridas de su vida privada que han sido usadas en su contra. Es una intriga endiablada, en la que quizás Alfredson exagere con los flashbacks, que no aportan demasiada claridad y sí alguna pizca de confusión. Pero la buena noticia es otra: El espía puede inscribirse con tranquilidad como la cuarta de las mejores películas basadas en Le Carré. Tinker Tailor Soldier Spy Dirección: Tomas Alfredson. Con: Gary Oldman, John Hurt, Colin Firth, Toby Jones, Ciarán Hinds. 127 minutos.