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Editorial
Lunes 29 de diciembre de 2025
Venezuela bajo máxima presión
Las últimas declaraciones del Presidente Trump confirman que no pretende, por ahora, invadir Venezuela, sino ahogarla económicamente hasta poner término al régimen de Nicolás Maduro. En ese cometido, ha dispuesto operaciones encubiertas de la CIA y el bloqueo marítimo para impedir la producción y exportación de petróleo venezolano.
El petróleo, con la excepción de la cocaína procedente de Colombia, es prácticamente la única fuente de exportaciones venezolana. De estas, una parte pertenece a la compañía norteamericana Chevron, inexplicablemente exenta del bloqueo. Con 900 mil barriles diarios, la producción venezolana representa el 0,8% del total mundial, aunque registra la mayor reserva probada del planeta. De perseverar el bloqueo, se paralizaría la producción, por incapacidad de almacenamiento. La comercialización de los cargamentos capturados por la fuerza de tarea norteamericana podría congelarse, en espera de acuerdos sobre indemnizaciones por las expropiaciones a empresas estadounidenses realizadas por los gobiernos de Hugo Chávez y Maduro
Para Trump, el petróleo financia la corrupción y represión del régimen, al igual que la cocaína colombiana, que fácilmente atraviesa la frontera con el Estado vecino, por el control que allí ejerce el movimiento guerrillero Ejército de Liberación Nacional, aliado y protegido por Maduro. El gobierno del Presidente Petro, de Colombia, prefiere ignorar esa situación. Cerca de 20 embarcaciones menores presuntamente cargadas de la droga han sido hundidas por bombardeos aéreos norteamericanos, causando sobre 100 muertes.
En tanto, el primer barco de transporte petrolero capturado, propiedad de una empresa china establecida en Islas Marshall, debía detenerse en Cuba para entregar combustible, donado por Venezuela, antes de seguir a China, su destino final. El gobierno cubano compensa el aparentemente gratuito suministro de petróleo venezolano con los costos de sus agentes de inteligencia en Venezuela, que custodian a Maduro y a los principales personeros de su gobierno, y que participan decisivamente en los servicios de inteligencia, vigilando la lealtad de las Fuerzas Armadas y a los opositores.
Todo indica que el objetivo más próximo del bloqueo sería convencer a parte de los 200 generales y almirantes que dirigen las Fuerzas Armadas bolivarianas de lo inevitable de un cambio de régimen. Se espera que un conjunto relevante de altos mandos y oficiales se rebelen y negocien su futuro ante lo insostenible y vulnerable del régimen, para salvar su situación a cambio de una entrega, del todo o a medias, de Maduro y de la cúpula gobernante.
El desenlace de la estrategia de Trump no está asegurado. Desde luego, el bloqueo, según el Washington Post, profundizaría la tragedia humanitaria por la que atraviesa el país, con un 80% de pobreza, y aumentaría la presión migratoria que ha significado la expatriación de cerca de ocho millones de venezolanos.
Otros tienen una visión más positiva. Trump esta vez se ha empleado a fondo, recurriendo a presiones de elevadísimo costo para su imagen y la de EE.UU. Se recuerda que hay avances importantes en la unidad entre venezolanos. Según las encuestas, 9 de cada 10 apoyarían un eventual gobierno de la premio nobel Corina Machado; para ellos, su legítimo Presidente es Edmundo González, candidato designado por ella y triunfador en la elección de 2024.
En conclusión: los escépticos y los optimistas coinciden en que hay que esperar para comprobar cuán efectiva es la presión norteamericana. Habrá que tener paciencia.
Difícil corredor humanitario
La segunda salida al exterior del Presidente electo Kast ha incluido en su agenda la posible cooperación de Ecuador y Perú para un corredor humanitario que sirva al tránsito de retorno de migrantes ingresados al territorio nacional de manera irregular que se mantengan en esa condición.
Se estima que Perú habría recibido en su territorio a 2 millones de venezolanos, que en un porcentaje significativo habrían seguido a Chile, especialmente a través de Bolivia. El considerable aumento de la delincuencia ocurrido en Lima y las principales ciudades del Perú es atribuido en parte, con o sin razón, por sectores de la población, a la llegada masiva y descontrolada de venezolanos. Por lo mismo, el Presidente Jerí ha dado prioridad al combate de la delincuencia y al reforzamiento del control fronterizo, como también lo ha hecho Argentina.
Respecto de Ecuador, su frontera norte con Colombia es una vía abierta, dado que el gobierno de Bogotá tiene escaso control de territorios vecinos donde están presentes grupos armados herederos de las FARC, que compiten violentamente por el control de la producción de cocaína y su ingreso a Ecuador, para ser exportada vía Guayaquil. Carteles mexicanos estarían allí para recibirlos, al igual que intermediarios europeos. Ecuador es mayormente un territorio de paso y su gobierno tiene demasiadas preocupaciones por un explosivo aumento de los asesinatos. Desde el Presidente Duque, Colombia ha estado abierta a recibir migrantes venezolanos, y con el Presidente Petro interesado en promover el retorno de colombianos expatriados, lo que no significa mucho por la inseguridad, alto desempleo y estancamiento económico prevalecientes.
El acuerdo compartido y la cooperación de los gobiernos del Cono Sur en reforzar sus fronteras para contener la migración irregular no es difícil de lograr. Está ocurriendo por el giro regional a la derecha y la afinidad de sus presidentes. La dificultad está en convenir un corredor humanitario efectivo, que además requiere de estímulos y medidas complementarias para la repatriación de residentes irregulares. La caída del régimen de Maduro podría terminar con la migración y facilitar el retorno, permitiendo la recuperación de la democracia y la economía de Venezuela, antes con el mayor ingreso per cápita de Latinoamérica.