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Editorial
Lunes 29 de diciembre de 2025
Personajes públicos en la mira
El genuino interés público, el morbo y la política se cruzan frente al caso Epstein.
Con la publicación de nuevos archivos relacionados con el escándalo de abusos sexuales y pederastia que involucra al fallecido millonario norteamericano Jeffrey Epstein, se mantiene el interés de un público que sigue atento a las eventuales revelaciones de nombres de personajes influyentes que pudieran estar mencionados. La atención que suscita este caso tiene que ver, también, con que Donald Trump fue durante años amigo de Epstein, por lo que muchos opositores esperan que aparezcan datos que lo comprometan. Hasta ahora, nada de lo conocido ha llevado a los investigadores y fiscales a acusar al Presidente o a quienes han aparecido en las publicaciones, y se entiende que ser aludido en ellas no supone prueba de estar envuelto en actos criminales.
Son 130 mil páginas puestas al escrutinio público por el Departamento de Justicia, que debió hacerlo mandatado por la “Ley de Transparencia sobre archivos Epstein”, aprobada en el Congreso y firmada por Trump en noviembre. Se ha criticado el que los textos estén tachados en innumerables partes, pero la ley permite no publicar las identidades o las fotos de las víctimas ni la información que pueda hacer peligrar el éxito de las investigaciones. Y en medio de esta controversia, el vicefiscal general anunció que encontraron un millón de documentos que todavía necesitan revisar.
Los límites entre la transparencia, el derecho a la información, la protección de la privacidad y las garantías al debido proceso están en el trasfondo del debate público, cruzado además por teorías conspirativas e intentos de aprovechamiento político, como suele ocurrir cuando se mezclan la justificada indignación por los abusos contra menores, pero también el morbo ante la mención de nombres famosos. Trump, en principio, se oponía a que se publicaran los documentos, pero más adelante cambió de opinión, tal vez por constatar que también aparecían algunos opositores, como Bill Clinton, entre otros. Pero en general el Presidente ha tratado de bajarle el perfil al escándalo, señalando que Epstein era “una presencia habitual en ambientes sociales de Palm Beach”, por lo que no es de extrañar que hubiera estado con personalidades públicas y se tomara fotos con ellas, lo cual no implica delito, pero “arruina la reputación de esa gente”. Antes de entrar en política, él tuvo un desencuentro comercial con Epstein, con el que cortó relaciones en 2004, cuando este aún no enfrentaba su primer juicio (2008). El quiebre, según Trump, fue porque su examigo “hizo algo inapropiado. Me robó personas que trabajaban conmigo”. En 2019, el magnate fue procesado por tráfico de menores y abuso sexual, y se suicidó en la cárcel.
Cabe esperar que, más allá de cualquier uso político, el revuelo generado por este caso sirva para marcar un hito en la lucha contra los abusos y una señal de que los responsables de esas acciones serán siempre perseguidos y sancionados, sin importar su posición o influencias.