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Editorial
Domingo 28 de diciembre de 2025
El PC muestra sus cartas
Aunque parezca insólito y en cierta forma ridículo, el Partido Comunista convoca al “pueblo” a movilizaciones en contra de Kast que se iniciarían incluso antes de que asuma.
El reciente informe del pleno del Comité Central del Partido Comunista vuelve a poner de manifiesto cuán descarriadas estaban las opiniones de dirigentes de la centroizquierda, incluyendo también las sorprendentes expresiones de algunos intelectuales, cuando repetían una y otra vez que era irrelevante que la candidata Jeannette Jara perteneciera al PC y, en cambio, resaltaban un supuesto comportamiento democrático de esa colectividad a lo largo de nuestra historia republicana.
Aunque parezca insólito y en cierta forma ridículo, después del contundente triunfo de José Antonio Kast —que no solo derrotó ampliamente a la izquierda en todas las regiones, sino que será por lejos el Presidente con mayor número de votos recibidos que accede al cargo—, y cuando aún faltan más de dos meses para el cambio de mando, el llamado de los comunistas es “a impulsar hitos de movilización amplia y unitaria, como un 8 de marzo masivo, el 1 de mayo y otras”. Es decir, el PC convoca al “pueblo” a movilizaciones en contra de Kast que se iniciarían incluso antes de que asuma.
Es que a juicio de esta colectividad el objetivo central es “crear en el corto plazo —en el horizonte inmediato de los próximos cuatro años— todas las condiciones políticas, sociales y culturales para articular un pueblo organizado, movilizado y consciente de sus intereses” que impida la proyección del proyecto de Kast. Sin mayores escrúpulos sostienen que “la política del Partido Comunista no puede reducirse a la competencia institucional dentro de los márgenes del neoliberalismo” y reafirman que la contradicción central que atraviesa nuestra época es entre “neoliberalismo y democracia”. Queda claro así que no les reconocen credenciales democráticas a sus opositores, por más que hayan ganado las elecciones.
De otro lado, y por si alguien tuviera alguna duda, este documento y diversas declaraciones del presidente PC han dejado en evidencia que cualquier intento de renovación a partir de lo que fue la candidatura de Jara —que al menos en su discurso buscó alejarse de las posiciones tradicionales de la colectividad— tendrá que seguir esperando. Y es que las ideas socialdemócratas o de centroizquierda que entusiastamente impulsaran a partir de la primera vuelta se guardarán ahora bajo llave, y seguramente solo se utilizarán nuevamente si resultan útiles como estrategia para una próxima elección. Es más, el informe del Comité Central considera que el haber apostado en esta oportunidad “por un tono más conciliador y constructor de acuerdos” terminó “transformándose en una camisa de fuerza”.
Todo ello es coherente con lo manifestado por Carmona a “El Mercurio”. Al preguntársele por el futuro de Jeannette Jara y si esta podría catapultarse como una líder del PC, sostuvo: “El PC es un partido político y no un frente que necesite liderazgos”. Esto lo dijo luego de recordar que lo que existe en el Partido Comunista es una “nomenclatura” elegida por el congreso partidario, lo que, insistió, no da lugar a liderazgos. Una forma elegante de sepultar cualquier aspiración que pudiera haber tenido la candidata de encabezar un giro del partido hacia posturas más moderadas.
¿Qué hará el Socialismo Democrático?
Es claro que la estrategia del PC apunta a deshumanizar a José Antonio Kast, presentándolo como una figura tiránica, de posiciones extremas, sin idoneidad moral para encabezar un proyecto democrático. La idea que quieren transmitir es que su triunfo implica un retroceso a formas autoritarias, abusivas, que busca favorecer a una clase (la élite) en perjuicio de otra (el pueblo). Subyace en esta premisa la idea de que un gobierno de Kast sería ilegítimo y justificaría distintas formas de lucha para enfrentarlo. Lo cierto, sin embargo, es que algo no muy distinto hubiese ocurrido con cualquier candidato de oposición que hubiese sido elegido, fuera este Kaiser, Matthei o incluso Parisi. No hay que olvidar que en su momento distintas fuerzas de izquierda (sobre todo el PC) tampoco le reconocieron a Sebastián Piñera su legitimidad. La estrategia comunista, desde el primer día del estallido de octubre de 2019, fue pedir la salida de Piñera. A ella se sumarían después diversos sectores de la izquierda y la centroizquierda, que valoraron la “vía de los hechos” y apoyaron entusiastamente dos acusaciones constitucionales sin fundamento para destituir al exmandatario.
Lo expresado por el órgano máximo del Partido Comunista está lejos de ser un mero exabrupto retórico; se trata, más bien, de la expresión del decidido propósito de hacer ingobernable la próxima administración. Lamentablemente, los efectos de estos llamados no son inocuos para la convivencia. Como muestra la experiencia, suelen traer consigo acciones violentas, enfrentamientos con fuerzas policiales y daños a la propiedad pública y privada. Llevados a un extremo, como ocurrió en el estallido, ponen en riesgo la subsistencia del propio sistema democrático.
De ahí la pregunta de si el FA y sobre todo el Socialismo Democrático se sumarán de nuevo al propósito de desestabilizar un gobierno. Las tibias reacciones al contenido del documento del PC no son un buen augurio.