Señor Director:

Escuché la entrevista de Andrés Velasco en radio Duna, donde calificó como una estupidez sin nombre la idea de eximir del impuesto territorial a la primera vivienda, incluso para contribuyentes que por su edad o su salud no pueden pagarlas, y se preguntaba —con poco interés en la respuesta—, “¿quién dijo que una cosa no puede tributar dos veces? ¿Y quién dijo que ese tributo tiene que ser equivalente? ¿De dónde salió esa teoría? Al revés, la única teoría válida en las finanzas públicas es la siguiente: tú quieres aplicarles impuestos a aquellos bienes donde la elasticidad es baja, tú no quieres aplicarle impuestos a un bien que tiene ruedas y que puede salir corriendo”.

No pretendo incurrir en la pedantería intelectual de refutar ese criterio. Si opina que hay gravar el patrimonio de los contribuyentes además de sus rentas, allá él. Pero lo que califica como una estupidez no es una teoría. Es un derecho garantizado en el artículo 19 de la Constitución, que asegura la igual repartición de los tributos y la igual repartición de las demás cargas públicas; prohíbe establecer tributos manifiestamente desproporcionados o injustos; ampara el derecho de propiedad sobre toda clase de bienes, y prohíbe privar a una persona de su propiedad, del bien sobre que recae o de alguno de los atributos o facultades esenciales del dominio sino en virtud de ley general o especial que autorice la expropiación por causa de utilidad pública o interés nacional, calificada por el legislador.

Es evidente que la política de imponer contribuciones cada vez más altas puede ser expropiatoria si los dueños ya no pueden pagarlas.

Solo le sugeriría a Andrés que en su vuelo de regreso a Inglaterra, escuche la canción de The Beatles “Taxman”, compuesta por George Harrison, que describe muy bien la debacle en que se encontraba ese país antes de la asunción de Margaret Thatcher.

Hernán Quiroz Valenzuela
Abogado