Señor Director:
El reciente editorial “Hacia una nueva política social”, publicado en este medio, plantea un relevante debate respecto de cómo hacer que las políticas sociales tengan mayor impacto, a propósito de la actualización de la metodología para medir pobreza. Coincidimos en que las políticas sociales deben ser revisadas de manera permanente, tanto en sus instrumentos como en sus resultados, pero me permito disentir de algunos elementos.
La pobreza es un fenómeno dinámico, multidimensional y sensible a los cambios económicos y sociales, por lo que ningún diseño de política pública puede considerarse definitivo ni inmune a la evaluación. Tampoco las soluciones pueden reducirse a la sola transferencia monetaria a las cuentas RUT de las personas, pues hay elementos, como brechas en educación, el acceso a la información y las capacidades individuales —que más afectan a los sectores vulnerables— y que deben tomarse en cuenta si se quiere que los avances en reducción de pobreza sean estructurales.
Desde el Estado, y particularmente desde el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis), este ejercicio de revisión y ajuste es parte relevante de nuestra labor diaria. Nuestros programas son evaluados, rediseñados de forma continua, incorporando evidencia empírica, aprendizajes de implementación y diagnósticos, con el objetivo de fortalecer los programas.
En ese contexto, hemos constatado que programas específicos elaborados para cada problemática (fragmentada) y la reducción a la entrega solo de transferencias monetarias, son soluciones del siglo pasado. Considerar lo segundo como la solución más clave —e inteligente— a lo primero, es no comprender que el mundo ha cambiado, y con eso la ciencia y la tecnología, lo que permite soluciones nuevas a problemáticas antiguas.
Ejemplos de soluciones alternativas e innovadoras a problemas de larga data tenemos varios. Uno de ellos es el recientemente creado Portal de Emprendimiento, que integra las postulaciones de diferentes servicios en un formulario unificado, haciendo que la fragmentación de la oferta pública de cara a los emprendedores desaparezca, permitiendo que accedan de manera eficiente a la ayuda estatal que requieren. Esto permite solucionar la fragmentación a la que hago referencia, sin soluciones anacrónicas como la simple transferencia de recursos monetarios o la eliminación de programas que permiten llegar con soluciones efectivas a las personas en situación de pobreza.
Todo lo anterior exige una mirada estratégica, tanto del Estado como del mundo privado, que combine innovación y flexibilidad creativa en la búsqueda de un Estado más eficiente y efectivo, donde las transferencias directas son necesarias —en algunos casos—, pero están lejos de ser la bala de plata de la política social, más aún en un país donde la instalación de capacidades y habilidades para las familias más vulnerables, que busca que ellos mismos sean dueños de su propio destino, ha dado buenos resultados.
Nicolás Navarrete Hernández
Director nacional Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS)