Como un inesperado protagonista de la política chilena se ha instalado el Partido de la Gente (PDG). El protagonismo, sin embargo, no se ha dado —hasta ahora— por sus propuestas programáticas, sino más bien por una continuación del estilo que caracteriza al líder del conglomerado, Franco Parisi, en una suerte de constante performance.

Obviar la relevancia del partido, con 14 diputados que integrarán la próxima legislatura, sería irresponsable. Mal que mal, casi un 20% del país se sintió interpretado por las propuestas de Franco Parisi como candidato presidencial, y los 14 votos en la Cámara pueden ser decisivos para definir mayorías. El rodaje de la colectividad en esta segunda encarnación —en los comicios de 2021 ya había elegido seis diputados, los que terminaron abandonando el partido— no ha sido hasta ahora, sin embargo, muy lucido.

Una primera prueba la vivió a propósito de la segunda vuelta presidencial, donde decidió —tras un plebiscito interno carente de mínima transparencia— apoyar la opción de votar nulo o blanco. El resultado dejó claro que los llamados no fueron seguidos por los votantes: el total de nulos y blancos aumentó en menos de 3,5 puntos porcentuales respecto de la primera vuelta, muy lejos del casi 20% logrado por Parisi como candidato. Es además dudoso que ese incremento pueda atribuirse al llamado del PDG, considerando que los postulantes que no pasaron al balotaje habían obtenido casi el 50% de los votos en noviembre, lo que —en un sistema de sufragio obligatorio— hacía muy probable que en la segunda vuelta, como ocurrió, hubiera más nulos y blancos que en la primera. Como sea, la apuesta fracasó.

La prueba decisiva, sin embargo, es la que enfrentará el partido a partir de marzo, cuando asuman los nuevos congresistas y la bancada deba demostrar su capacidad de permanecer unida y no repetir el desbande vivido en el actual período parlamentario. La tarea no será fácil, si se consideran los disímiles perfiles de sus diputados y el rol de la diputada Pamela Jiles, quien se levanta como una líder del partido, pero quien también ha sido un factor de división en sus experiencias políticas pasadas. Una primera sorpresa se dio en la semana con la elección del jefe de bancada, donde la superó el futuro diputado Juan Marcelo Valenzuela. Con todo, este ratificó a Jiles como la candidata de la colectividad para presidir la Cámara, en una negociación en la cual el PDG puede jugar un papel relevante.

Hacia adelante, el Partido de la Gente y su líder, Franco Parisi, tienen la oportunidad histórica de ser un aporte al país actuando con responsabilidad y con visión de Estado. Si insisten, por el contrario, en el efectismo y los discursos populistas, solo contribuirán a desprestigiar aún más la actividad política.