Señor Director:

El reportaje de ayer de “El Mercurio” sobre la megatoma de San Antonio revela un catastro preocupante, que da cuenta de la coexistencia de viviendas con residentes permanentes, otras de uso esporádico y una cantidad relevante de sitios no construidos.

Esta radiografía cuestiona de fondo el diagnóstico con que se ha abordado el conflicto. Los datos —provenientes de un catastro encargado por el Serviu de la Región de Valparaíso— forman parte del aparato técnico del propio Ministerio de Vivienda, lo que hace aún más llamativo que esta información clave se haga pública recién ahora, cuando el problema ya lleva años sin una conducción clara. Ello explica la baja proactividad en la gestión de una solución, situación que coincide con la escasa cobertura observada en la reconstrucción tras los incendios de Viña del Mar.

Una vez más, la reacción tardía no solo presiona soluciones que saltan la fila, sino que también agrava conflictos que el propio Estado está llamado a prevenir.

Mónica Álvarez de Oro
Arquitecto