Señor Director:

Antes de que se cumplieran 48 horas de su triunfo, el Presidente electo viajó a Argentina para saludar al Presidente de ese país y ofrecerle a un miembro de su gobierno, según informa la prensa, que se incorpore al nuevo gobierno chileno como ministro de Economía, Minería y Energía. No hay precedentes de un caso así.

No están en discusión las calificaciones de José Luis Daza, quien se desempeña como viceministro de Economía en el gobierno de Javier Milei, sino la anómala situación de que pueda trasladarse del gobierno de un país al de otro país sin mayores problemas.

Se dirá que él tiene doble nacionalidad, pero es improbable que la mayoría de los ciudadanos entienda fácilmente el traslado. Daza ya decidió asumir un cargo en el gobierno argentino y, además, su identificación política con ese gobierno es absoluta, como se desprende de sus intervenciones en dos seminarios efectuados este año en Santiago. Para todos los efectos, se puede decir que él eligió camiseta: la albiceleste.

La eventualidad de que Daza integre ahora el gabinete chileno puede ser muy problemática para Kast. Como es obvio, no se trataría del traslado del CEO de una empresa a otra, o del gerente de un banco de inversiones a otro, cosa frecuente por encima de las fronteras y las nacionalidades, sino de una persona que pasaría a tener una responsabilidad en el Estado chileno luego de haberla tenido en otro país

Es deseable que Chile y Argentina tengan una relación muy estrecha, en lo posible con una visión compartida sobre los asuntos comunes, pero son dos naciones, dos Estados independientes. Y, aunque nadie lo quiere, pueden surgir diferencias agudas, incluso conflictos de interés. Allí está la historia para que no lo olvidemos.

El Presidente electo está a tiempo para pensar con calma las complejas implicancias de este asunto. Si se ve raro es porque es raro. Será mejor, pues, evitar enredos y confusiones con el fin de que su gabinete parta con el pie derecho.

Sergio Muñoz Riveros