Señor Director:

En “Sobre Dios”, su último libro, Byung-Chul Han argumenta que la crisis de la religión no se debe a que Dios haya muerto o a la incredibilidad de la fe, sino a razones estructurales sociales, como la distracción constante impulsada por la información y el ruido digital, el consumo excesivo de estímulos mediáticos efímeros, y la autoafirmación constante, todo esto incompatible con el silencio, la contemplación y el vacío que requiere la vivencia humana de la experiencia religiosa.

Por otro lado, se ha vuelto noticia a nivel mundial, comentada por destacados políticos y actores de renombre, las ofertas de inmenso valor —más de cien mil millones de dólares— hechas por Netflix y Paramount por la compra de Warner Bros., todo para —según se ha comentado en los medios— potenciar la producción de entretenimiento a la medida para cientos de millones de consumidores ávidos de entretención mediática permanente.

Quizás sin quererlo (o sin haber reflexionado en torno a ello por los mismos motivos que presenta Byung-Chul Han en su último libro) el mundo reacciona ante un hecho que tiene potencial de alejar aun más a parte de la humanidad de sus creencias más profundas.

Juan Luis Hernández Viera
Ingeniero civil