Señor Director:

En carta de ayer, Maite Albagly señala con razón que gran parte de la violencia física, sexual y psicológica (especialmente contra mujeres y niños, se puede añadir) sucede dentro del hogar. Es profundamente injusto, sin embargo, considerar este hecho como una especie de “lado B” de la familia, simétricamente opuesto a la seguridad y contención que puede brindar.

La familia no es un lugar neutro, eventualmente positivo o negativo a partes iguales; es la única sociedad que se constituye desde la donación gratuita y el amor. Por supuesto, esto no siempre sucede, pero es un principio básico del razonamiento que las cosas deben definirse por su naturaleza propia, y no por su defecto. Un automóvil no es en igual medida un medio de transporte y un arma homicida.

Es precisamente porque paternidad y familia significan don de sí que generan tanto daño cuando esto no sucede. La solución no puede ser sustituir a la familia o equipararla sin más a otras “estructuras que ofrecen seguridad”, sino en subsidiarla para fortalecerla. Esas “estructuras”, cuando existen y funcionan, se limitan a suplir a duras penas lo que solo una familia puede entregar.

Gonzalo Letelier W.