Señor Director:

En relación con la reciente compra por parte de Netflix del repertorio audiovisual de Warner Bros., operación que asciende a 83 mil millones de dólares y que incluye también a Discovery, sus estudios de cine y televisión, además de HBO y HBO Max, es importante aclarar que esta adquisición evidencia la magnitud del valor económico y cultural que generan dichas obras y que el streaming goza de muy buena salud. Si bien su producción nace de iniciativas empresariales, su existencia y calidad dependen esencialmente del trabajo creativo de actores, directores y guionistas.

Frente al debate sobre el eventual uso de este vasto repertorio para el entrenamiento de herramientas de inteligencia artificial —incluidos derechos de imagen, voz, actuaciones y guiones—, corresponde precisar que dicho uso no puede realizarse sin el consentimiento expreso de los creadores, así como sin su adecuada compensación. Asimismo, es indispensable que las tecnologías de inteligencia artificial (IA) sean plenamente transparentes respecto de los contenidos utilizados para su entrenamiento.

Por estas razones, no es correcto afirmar que, por la sola compra de Warner Bros., Discovery o de plataformas como HBO y HBO Max, Netflix pueda utilizar libremente estas obras como insumo para generar contenidos mediante IA. La normativa y los acuerdos vigentes en Estados Unidos —tanto los alcanzados por los guionistas como por SAG-AFTRA— demuestran que el uso de obras y prestaciones artísticas con fines de entrenamiento exige regulaciones específicas, autorizaciones claras y garantías para quienes crean y dan vida a estas producciones.

En Chile, este debate continúa en el Congreso Nacional, particularmente en el Senado. Sin embargo, existe un principio fundamental que debe primar: el uso de obras protegidas y de interpretaciones artísticas para el entrenamiento de IA requiere siempre la autorización de los creadores y titulares de derechos, junto con una compensación justa y proporcional.

Esperanza Silva
Actriz