Señor Director:

Ayer en portada se informa de la crisis del lago Vichuquén, hoy cerrado completamente para cualquier actividad, debido a que sus niveles de toxicidad ponen en riesgo la vida humana.

Hay un aspecto, sin embargo, que se soslaya o solo se menciona tangencialmente. Me refiero al hecho de que la acción de unos pocos ambientalistas extremos, con la ayuda de la polémica ONG FIMA, son los responsables de la precipitación del problema. Insólitamente, a través de recursos de protección, lograron impedir que se puedan manejar las entradas y salidas de agua marina.

Ramiro Urenda