Gran controversia ha generado la definición interna del Partido de la Gente (PDG), la formación política que lidera Franco Parisi, tras resolver apoyar la opción nulo en la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre, que enfrentará a la carta del oficialismo, Jeannette Jara, y al abanderado republicano, José Antonio Kast.

Según las autoridades partidarias, en una consulta online celebrada el pasado domingo, el 78% de los militantes optó por apoyar el voto nulo o en blanco, frente al 20% que se inclinó por el republicano y al 2% por la comunista. No obstante, el proceso adoleció de una total falta de transparencia: el partido solo informó los porcentajes, sin dar a conocer el número de votos recibidos por cada opción ni la participación total ni la metodología seguida.

El presidente del Partido de la Gente, Rodrigo Vattuone, justificó la reserva de los datos señalando que los números son un “factor estratégico” para la colectividad. Se trata de una explicación no solo infantil, sino impropia de un partido político que, por su naturaleza, debe estar sometido al escrutinio de la ciudadanía. Menos aún cuando la propia colectividad y el candidato Parisi han hecho de la crítica a las malas prácticas políticas un eje de su discurso.

En este sentido, pese al historial de controversias que acumula la diputada Pamela Jiles, es saludable que al menos ella haya levantado la voz para cuestionar la situación. “No se puede exigir probidad y denunciar la corrupción sin practicarla in extremis”, afirmó acertadamente. Palabras que, sin embargo, parecen aisladas en un partido cuya vicepresidenta asegura, cual si fuera algo normal, desconocer ella misma la cifra de participación, pues solo el presidente del partido habría tenido el link de la votación nacional, cuyo resultado entregó al tribunal supremo, que mantiene “resguardada” la información. De este modo, el país empieza a conocer cómo opera la “democracia digital” que Parisi y el PDG dicen promover. Un modelo donde “un voto vale lo mismo que mil votos”, según la particular explicación de la referida dirigenta.

Hay muchas expectativas sobre el rol que tendrá el Partido de la Gente en la próxima legislatura. Ello es especialmente importante si se considera que sus 14 parlamentarios pueden ser claves para conformar mayorías en la Cámara de Diputados. Sin embargo, las declaraciones y actuaciones observadas en estos pocos días transcurridos desde la elección hacen mirar con escepticismo lo que vaya a ser su cohesión interna y también la coherencia en su actuar. Lo ocurrido en la actual legislatura, donde los seis diputados originales del PDG terminaron dejando la bancada, constituye un precedente significativo y estas primeras discrepancias no hacen sino recordarlo. Y es que la frase “ni facho ni comunacho” no es suficiente sin un ideario mínimo que le dé algún sentido a su actuar político. Y todo ello se vuelve aún más complejo, cuando una fuerza que asegura venir a terminar con los abusos de la política debuta con una consulta opaca y esgrimiendo argumentos absurdos para justificar la falta de transparencia.