Se habla de la muerte de Chile Vamos y del Socialismo Democrático. Exagerado, pero los partidos sí se desgastan, sobre todo en épocas aceleradas como la actual. En realidad, ¿por qué no se han de desgastar? ¿No es natural que a veces les sobrepasen partidos nuevos, aunque tengan ideas similares? Pasa lo mismo con las empresas. En 2005, las tres más valiosas del mundo eran General Electric, ExxonMobil y Microsoft. Hoy son Nvidia, Microsoft y Apple. Con las primeras dos de antes, el mercado fue cruel.
Este domingo, el mercado fue cruel con el centrismo moderado y racional de Matthei, como lo había sido con el de Tohá. Una vez más se ve lo difícil que es estar en el centro cuando hay flancos potentes a la derecha y a la izquierda, que se pueden mover ellos mismos hacia el centro cuando quieran.
El único centro que prosperó fue ese que se decía “ni facho ni comunacho”: el centro irracional, de ofertones, de Parisi. Atrajo a una clase media incipiente que, si bien es ya adicta al capitalismo, está con rabia, porque quiere más y más bienes, y menos deuda. Llegar y llevar bienes gratuitos y de calidad.
Obvio que tengo nostalgia por esa centroderecha tan seria que encarnaba Matthei, pero fue derrotada, por lo que la mejor opción ahora es de lejos Kast. Muchos han señalado a Giorgia Meloni como un buen modelo para él, y entiendo que él la admira; yo también. Ella venía de una derecha considerada extrema, pero se moderó. Tenía la suerte de tener a su propia derecha a un Salvini, así como tiene Kast a un Kaiser. Kast tiene ahora la legitimidad para acercarse al centro. Al hacerlo debería poder captar una buena parte de los votos de Parisi.
Claro que también la extrema izquierda se puede acercar al centro. Lo tratará de hacer Jara. Por eso es mejor no creer que la carrera está corrida. El votante chileno es volátil. Desde hace tiempo le gusta simplemente rechazar. Anda con bronca antielitista y puede llegar a votar contra alguien solo porque es el favorito. Mejor para Kast que no lo postulemos como favorito, entonces. Muchos en la derecha creen que lo es porque una comunista no podría nunca llegar a la presidencia. Pero muchos de los mismos creen que se superó el clivaje del sí y el no. ¡Valga la contradicción! En realidad, es dudoso que ser comunista sea hoy tan prohibitivo, aunque algunos creamos que lo debería ser. Por otro lado, no nos olvidemos que en la izquierda creen que pueden desacreditar a Kast por ser un “riesgo para la democracia”. El lunes en “Tolerancia Cero”, la senadora Vodanovic dijo que Kast lo era porque pensaba recurrir a decretos al gobernar, como si hubiera algún gobierno, incluido el de Boric, que no lo haga cuando la facultad presidencial lo permite. Increíble que una senadora de reputación moderada recurra a este tipo de ofuscación fake. Que nos sea una señal de alerta: la campaña va a ser pesada.
Más que su comunismo lo que desacredita a Jara es el calamitoso gobierno de Boric, y el espíritu octubrista de “el que no salta es paco” en su cierre de campaña, que le sacó una de esas risitas tan de ella. En cuanto a los temas que más le urgen a la gente, ella no es creíble: no lo es ni en seguridad ni en crecimiento. Kast lo es, para qué hablar si se le suma parte del equipo de Matthei, y si la derecha entera, de Evópoli a Nacional Libertarios, se une generosamente en torno a él.
Los votantes en las segundas vueltas son diversos. Pocos votan por la totalidad de los planteamientos de un candidato. Muchos votan más bien en contra de la alternativa. Kast para ganar en diciembre tiene que doblar su votación. Los más de tres millones de votos que necesita tendrán que venir de un espectro muy amplio, uno que Kast ahora tiene que ponerse a seducir.
Para terminar, felicitar al Servel por su eficiencia en el manejo de un padrón tan ampliado. El proceso fue ordenado, los resultados rápidos y confiables. Un orgullo el sistema de votación que tenemos.